Publica en Akros nº 5 por Jesús Miguel Sáez Cazorla.
Resumen
Desde octubre del año 2005 el Museo de Arqueología e Historia de Melilla incrementa su exposición con una nueva pieza: se trata de la reproducción de una cerámica hueca en forma de Delfín sobre un pedestal de modulaciones representando las olas, que conserva aún intacta restos de pintura roja sobre las mismas. De época Helenista, siglo III a.C., procedente probablemente de Campania (Italia), es un recipiente contenedor de perfumes, con una bolita en su interior que tiene la finalidad de evitar que se solidifique.
Foto Fig.1: Terracota en forma de delfín procedente del cerro de San Lorenzo. Foto: M.A.N.
En el reciente libro “Historia de Melilla”, Fernando López Pardo en el capítulo referente a Rus-addir nos comenta cómo “en una de las salas del Museo Arqueológico Nacional de Madrid, que alberga la atractiva colección de vasos griegos, una vitrina aloja un conjunto de figuras de terracota con formas de animales. En ese pequeño grupo se encuentra representado con el número de inventario 202.679, un delfín sobre las olas que aún conserva algo de pintura roja (foto.1). Ningún letrero indica la procedencia, pero sin lugar a dudas es una pieza hallada en Melilla en las excavaciones que se llevaron a cabo a principios del siglo XX en el desaparecido Cerro de San Lorenzo, del que dará cuenta, Rafael Fernández de Castro, en su ya clásico libro “Melilla Prehispánica”, donde señala que fueron remitidos a Madrid”.
En efecto, en junio de 1905, aparecen restos de enterramientos en las obras de un edificio anexo al antiguo matadero municipal, consistente en esqueletos, ánforas y otras cerámicas, que serán enviadas el 23 de Junio mediante un despacho de aduana por la Compañía de Transportes Clemente y Cabo, con destino al Sr. Director del Museo y Biblioteca de Madrid (foto.2), mediante escrito que decía:
Foto 2: Telegrama de Clemente y Cabo al Sr. Director del Museo de Madrid.
“Muy Sr. Nuestro: tenemos el gusto de acompañar talón ferrocarril P.V. expedición nº 15.970 portes pagados de 2 cajas Rotuladas conteniendo barro obrado con peso de 44 Kl.os que para el Museo Arqueológico remite la Junta del Puerto de Melilla.”
Ingresando el 5 de julio en el Museo y Biblioteca de Madrid, en el libro de donaciones con el nº 98, expediente 46, con fecha 6 de julio. En el Museo de Arqueología Nacional existen las preceptivas copias realizadas con papel carbón de varias cartas; una de ellas (sin fecha) la envía el entonces Ingeniero Director de la Junta del Puerto de Melilla, D. Manuel Becerra, con el siguiente contenido:
Foto 3: carta del Director Junta de Obras del Puerto de Melilla, Sr. Becerra.
“Muy Sr. mió: En las excavaciones verificadas en el Cerro de San Lorenzo de esta Plaza (territorio español) con motivo de las Obras del Puerto, se han encontrado unas ánforas y restos arqueológicos que me complazco en remitir á Vd.
Poco versado en antigüedades arqueológicas, no puedo precisar si pertenecen a los romanos ó á fechas anteriores, por lo que agradecería á Vd. me diese acuse de recibo y al propio tiempo me manifestase la época á que pertenecen.” (foto 3)
Otra carta, ésta remitida desde Santander al Sr. D. Juan Carolina García con fecha del 16 de julio del entonces Director de Museos y Bibliotecas de Madrid, D. Marcelino Meléndez Pelayo, en la que dice:
“Mi querido amigo y compañero: Envío a Vd. ese par de cajas de materia arqueológica, que si bien remitidos á mi como director de la Biblioteca, como que pertenecen a la jurisdicción de Vd. como director del Museo…”
El Director del Museo Arqueológico Nacional, contestará a la junta del Puerto de Melilla el 27 de julio de 1905 con el siguiente escrito:
Foto 4: Carta del Director del Museo Arqueológico Nacional.
“…Acabo de recibir en este Museo y con destino al mismo dos cajas que contienen los siguientes objetos: 1 ánfora de barro, 1 capis, 1 guttus, 2 ungüentarios, uno de ellos rotos, 1 vaso en forma de delfín, 1 pátera, 1 patina rota, 1 collar de cuentas de barro, piedra y vidrio, 1 campanilla de cobre y varios fragmentos de anilla ó brazalete también de cobre. (foto 4)
Foto 5: Carta del Director del Museo Arqueológico Nacional.
Al expresar á Vd. mi agradecimiento por el interesante envío que demuestra su exquisita cultura y su mucho celo por el engrandecimiento de este centro de enseñanza, me permito rogarle me facilite cuantos datos y noticias tenga acerca del hallazgo de los mencionados objetos, pues no se me han facilitado, habiendo solo tenido la de que venían consignados a este Museo…” (foto 5).
El acuse de recibo de dichos objetos, enumera nueve piezas, casi todos ellos similares a los que hoy día se conservan en el Museo de la Ciudad de Melilla: ánforas, jarras, brazaletes de cobre, etc., menos la que se relaciona en cuarto lugar: “Un Vaso en forma de Delfín”.
En 1921, la terracota en forma de Delfín aparece ya en el “Catalogue de Terres Cuites du Musée Archéologique de Madrid”, catálogo que para el Museo Arqueológico Nacional realizó Alfred Laumounier. Aparece en la sección de destinos diversos, con el número de inventario 1016, recogiéndose la procedencia de Melilla y la donación de la Junta de Obras del Puerto.
Actualmente, el original se encuentra depositado en el Museo Arqueológico Nacional con el número de inventario 20.279 (foto 6). Las gestiones que se realizaron para la obtención de la réplica fueron como consecuencia de las conversaciones mantenidas entre las direcciones de las dos instituciones museísticas. Posteriormente, en Mayo de 2005, se firmó un convenio de colaboración entre la Consejería de Cultura de la Ciudad Autónoma de Melilla y la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales, en el que, se solicitaba y autorizaba respectivamente, la reproducción de Bienes Adscritos a la colección estable del Museo Arqueológico Nacional, con el fin de ser expuestos en la exposición permanente del Museo de Arqueología e Historia de Melilla, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 24 del Real Decreto 620/1987 de 10 de Abril, por el que se aprueba el Reglamento de Museos de Titularidad Estatal y del Sistema Español de Museos.
La réplica del Delfín, ha sido realizada por el restaurador D. Francisco Gago en los talleres del Museo Arqueológico Nacional; para la reproducción de la misma, y siguiendo el informe del restaurador, se ha procedido a dar a la pieza original un desmoldeante y aislante, para evitar dejar manchas en la superficie de la cerámica y que los materiales a emplear en el molde no se pegaran a la superficie. Seguidamente se procedió a construir una plataforma de plastilina para embutir la pieza hasta la mitad, con el fin de efectuar la primera parte del molde, con silicona caucho, dando un grueso a esta parte de aproximadamente 7mm.; posteriormente se hizo un contramolde, rígido de resina de poliéster y fibra de vidrio. Concluida esta primera fase, se eliminó la plataforma de plastilina para dar la vuelta al conjunto (pieza, molde silicona y contramolde rígidos) dejando al descubierto, la mitad de la pieza y la otra oculta por la primera fase del molde.
Foto 6: Terracota en forma de galgo procedente del cerro de San Lorenzo. Foto: M.A.ML.
Continúa el proceso depositando en esta nueva zona la silicona espesada como la anterior y adaptándola a todas las formas del objeto y polimerizada la silicona, se hizo la otra parte del contramolde. Terminado este proceso, se procede a la eliminación de rebabas del contramolde y hacer unas perforaciones en los bordes del mismo para ajustarlo posteriormente con tornillos y tuercas.
Se prosigue con el desmolde de la pieza y limpieza de la misma, tanto el molde como la pieza y montar posteriormente el conjunto para hacer la reproducción, que se efectuará con resina de poliéster con carga de polvo cerámico de color igual al original, para dar el color del Delfín. La reproducción se hará hueca y con una bolita en su interior, para que tenga la autenticidad de la pieza del perfumador del siglo III a.C.,
Siguiendo las pautas del original, el anverso aparece con un trabajo muy cuidadoso, siendo modeladas las aletas, la cola y el ojo; el reverso por el contrario aparece menos cuidado. Tiene un asa y debajo un pequeño recipiente cóncavo para recoger el líquido que entrará en el interior por cinco oquedades; tras su llenado y con una ligera inclinación, el líquido se dirigirá a la cabeza del animal y fluirá después por la boca.
En su interior lleva un hueso de aceituna o cereza, para evitar la solidificación del perfume. Existía la creencia en la antigüedad, de que dicho hueso o “pipo”, lo debía comer la misma persona que iba a ser propietaria del envase de perfume, para que su influencia y energía estuvieran siempre cerca. El original, lleva también un vástago en el centro, de madera, probablemente a causa de una anterior restauración en la cola, y que posibilita que el hueso pueda moverse mejor. En la que réplica que aquí se presenta, se ha procedido a instalar igualmente dicho vástago.
Sus dimensiones son las mismas que el original: 8,5cm. de altura por 15,5 cm. de longitud y una anchura de 6,5 cm. Esta pieza engrosará la colección de vasos de perfumes del Museo de Melilla en el que se encuentra también el realizado en terracota hueca, en este caso original, procedente igualmente del Cerro de San Lorenzo, con forma de galgo sentado sobre sus patas delanteras cruzadas, de 8,4 cm. altura, 10,8 cm. de longitud y 8,1 cm. de anchura.
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