miércoles, 30 de marzo de 2011

Centenario de la Campaña del Kert


Conferencia de Ramón Gutiérrez López

Lugar: Sala de Armas del Almacén de San Juan

(Sede de la Asociación de Estudios Melillenses)

Día: sábado 9 de abril de 2011

Hora: 19,30

martes, 29 de marzo de 2011

Los Comienzos de la Industria Pesquera Melillense

Conferencia de Carlos Esquembri Hinojo en la Asociación de Estudios Melillenses el 12 de marzo de 2011.

Durante años, el sector pesquero fue uno de los motores de la economía de nuestra ciudad y dio sustento a muchas familias melillenses que quedaron condenadas a la emigración cuando las circunstancias adversas dieron al traste con la pesca en Melilla.

Repasemos algunos datos e historias que nos acerquen a la dimensión humana y económica que representó este sector en la vida de nuestra ciudad.

ANTECEDENTEDES.

El Mar de Alborán que se extiende desde el Estrecho de Gibraltar al meridiano del cabo de Gata es lugar de encuentro de las aguas del Atlántico y el Mediterráneo y zona de paso de numerosas especies marinas que viven entre ambos mares. Esto le ha conferido una gran riqueza y variedad biológica que aunque hoy en día está seriamente amenazada y mermada por la acción humana, todavía nos permite hacernos una idea de lo que fue antaño.

Juan León el Africano, en su Descripción de África, nos informa de la dedicación a la pesca de los habitantes de las costas rifeñas. Así nos habla de Terga, dedicada principalmente a la pesca de sardinas que salan para enviarlas al interior del Rif. De Badis nos dice que parte de la población se dedica a la pesca y parte a la piratería, de Ielles nos dice que está habitada por unos pocos pescadores, de Tegassa nos dice que sus habitantes son pescadores y barqueros y del espantoso tufo a sardinas que había allí. De Melilla nos dice que existieron pesquerías de ostras.

Tras la conquista de Melilla se intenta repoblar la ciudad con gentes de diversos oficios. En la Carta de población de Melilla dada en 1499, se piden “dies pescadores, cada uno con su barco o xabeque con sus redes” y otros “treinta pescadores con sus anzuelos e cordeles”, los primeros cobrarían siete mil maravedíes y los segundos cinco mil. En el libro de R. Gutiérrez  “Los presidios españoles del Norte de África en tiempos de los Reyes Católicos”  se menciona un memorial del obispo de Badajoz en el que se indica que no se mande pescado salado a Melilla porque allí tenían redes y se pescaba. En el mismo estudio se señala la captura por la guarnición melillense de un xabeque con sus redes en Cazaza, lo que indicaría que los guelayenses explotaban las riquezas pesqueras del litoral.

Esta captura del xabeque o jabeque marca la tónica de los siguientes siglos en el aspecto marítimo ya que el estado de guerra permanente que se vive entre españoles y marroquíes, hacen casi imposible el desarrollo de actividades como la pesca o el comercio. 

En las Efemérides que recopila Gabriel de Morales encontramos muchos casos de agresiones a los melillenses que se hacen a la mar para pescar así como las represalias que las tropas y las embarcaciones de Melilla toman contra los cárabos guelayenses y rifeños. El 7-06-1855 en la playa de Mazuza son apresados tres cárabos con sus artes de pesca mientras que un cuarto es incendiado. Esto indica que los guelayenses seguían faenando en este mar que compartimos.

Pero no todo son encuentros violentos, el 10-09-1894, dos botes de pesca sorprendidos por un temporal tuvieron que buscar refugio en Cala Viñas y fueron atendidos y auxiliados por los lugareños. Por último nos referiremos al naufragio en el puerto y debido al mal tiempo de un bote de pesca propiedad de Miguel Bernardi el 12-12-1903. 


EL SIGLO XX.


 El aumento de la población civil conlleva un auge de las actividades encaminadas a  satisfacer sus necesidades, la pesca entre ellas. Pero pronto la pesca dejará de limitarse a abastecer el mercado local y pasará a enfocarse a la exportación y a la producción de conservas. Para ello hubo que modificar el artículo segundo de la ley de Puerto Franco para establecer una franquicia aduanera a la exportación de pescado fresco y salado.

El Telegrama del Rif publica en 1908 datos sobre la exportación de pescado en 1907 que nos indica como este sector empieza a despuntar en Melilla. Así, se exportaron a Italia  9256 Kg. de conservas de pescado por un valor de 13.875,00 Pts. (En 1907 había empezado a funcionar la industria conservera San Luís de Luigi Dassori). Pescado salado 8042 Kg. por valor de 2811,70 Pts. A España tenemos pescado fresco 14.710 Kg. por valor de 7355,00 Pts. Pescado salado 3.200 Kg por valor de 2800 pts y marisco 4400 Kg por un valor de 6600 pts. A Francia conservas 11.520 Kg. por un valor de 17.280 pts y a Inglaterra se exportaron 50 Kg. de coral por un valor de 500 Pts. Con todo, la industria pesquera melillense estaba todavía en una fase de poco desarrollo técnico ya que los barcos y lanchas eran en su mayoría a vela y remo, sardinales y jábegas que pescaban en la bahía y playas de nuestra ciudad. En un artículo del Telegrama de  13-5-1908 que recoge Juan Díez en su trabajo “La industria pesquera 1908” Dassori se lamenta de que en Melilla no se permita la pesca “con luz”, cosa que ya hacían en Nemours, la actual Ghazaouet (Argelia). También se quejaba Dassori de que faltaban pescadores y barcos para explotar las enormes riquezas pesqueras de la zona y proponía fomentar la emigración de pescadores andaluces para tripular unas treinta o cuarenta barcas.

EL DESPEGUE DEL SECTOR PESQUERO.

Según un artículo aparecido en el Telegrama del Rif del 27 de Junio de 1916, es en el invierno de 1914 cuando empiezan a venir en gran número pesqueros de Almería y Málaga para hacer la llamada Campaña de Invierno en nuestras aguas aprovechando la abundancia de sardinas en la bahía de Melilla. Estas sardinas se exportaban a Málaga y de allí se distribuían por toda Andalucía alcanzando buenos precios de venta. Al parecer, en los meses de verano la sardina se alejaba concentrándose entre La Peineta y Chafarinas y entre Cala Tramontana y Cala Yazanen. Esto, unido a que, debido a los poco eficaces métodos de conservación de la época,  los calores del verano estropeaban rápidamente la pesca, haciéndola inservible  para la exportación, llevaba a que muchas barcas dejaran de faenar y se volvieran a su tierra hasta el invierno siguiente.

La sardina se exportaba en los buques correos de Málaga envasadas en recipientes de madera cubiertas con sal mientras que el “pescado fino” lo hacia en cajas de madera con hielo. Este pescado fino se reexpedía hacía Madrid por ferrocarril.

CAPTURAS, ESPECIES Y PRECIOS.

En las páginas del Telegrama se publicaban cada cierto tiempo datos sobre las capturas y las especies más comunes en nuestras aguas.

Así, las especies más comunes eran las sardinas y boquerones en pescado azul junto con caballas y atunes en verano. En las especies finas tenemos salmonetes, pescadillas y mariscos.

Según un artículo de Tomás Segado publicado en el Telegrama del Rif del 23-02-1927, las gambas y merluzas se pescaban en un banco a unas 10 millas de Melilla. En este mismo artículo se  menciona  la desaparición tras un temporal de un banco de almejas existente frente al Quemadero.

Mención aparte merece la pesca en la “Mar Chica” que empezaba a ser importante en esos años con las barcas de Nador y la 2ª Caseta. Las especies más comunes allí eran la liza, que era muy apreciada por los habitantes de la zona, la dorada y el salmonete. Ostras y langostinos abundaban por la zona de la Restinga y el Zoco del Arbaa.  El 8 de julio de 1916 se publicaron los datos de capturas de junio en la Mar Chica que eran: langostinos 3000 kilos, doradas 4500 kilos y salmonetes 5000 kilos. Los langostinos se pagaban a 1,5 pts, las doradas a 0,4 y los salmonetes 0,5. Con todo, en artículo del Telegrama de 9-05-1918, se señalaba la necesidad de reglamentar la pesca en la Mar Chica por el peligro de esquilmar su riqueza pesquera por procedimientos de pesca abusivos.

En cuanto al volumen de capturas tenemos que para el último trimestre de 1917 se daban las cantidades siguientes: sardinas y caballas 174.500 Kg. valorados en 70.800 Pts. Salmonetes 5000 kg valorados en 4000 pts y pescadillas 18.500 kg  valorados en 16.650 pts. En cuanto a los atunes se dan como normales para el verano de 1916 pesqueras por barco de entre 1000 a 1500 piezas de 2 a 2,5 kilos  en aguas de Chafarinas.

Vemos que la pesca tenía un carácter estacional, siendo más abundante en invierno que en verano para las especies más buscadas como eran la sardina y el boquerón. En 1930 tenemos que el mes con más capturas fue Marzo con 759.100 kilos y el de menos fue agosto con 240.780 kilos. Por el contrario, en verano abundaban los atunes en aguas de Chafarinas. La ocupación española de Guelaya, posibilitó que varias barcas decidieran montar una base temporal en cala Cazaza en la temporada de 1916, asimismo hombres de Beni Said y Beni Bu Gafar se interesaron en el negocio pesquero comprando botes y artes modernas con lo que se dedicaban a la pesca del boquerón en la costa de poniente del cabo Tres Forcas.

Para 1928 se cifró el total de capturas para toda la costa rifeña en 16.000 toneladas según datos oficiales. Tomás Segado, en su artículo antes citado, señala que en 1926 eran normales capturas diarias  de 100 toneladas de sardinas para el conjunto de la flota que operaba en aguas de Melilla.

En 1930 el pescado vendido en la lonja  ascendió a 5.080 toneladas. De estas sólo 2100 toneladas se consumieron en la ciudad.

Para hacernos una idea de los precios de venta al público señalaremos los precios que fijó la Junta de Subsistencias para noviembre de 1917. Atún grande 1,5 pesetas. Agujas 0,3. Boquerón fresco 0,6. Corvina 1,25. Jurel grande 0,65. Sardinas frescas 0,4 y raya 0,2 pesetas.

ARTES DE PESCA UTILIZADOS.

Vimos que en los primeros años del siglo XX los artes de pesca más utilizados en Melilla eran el sardinal, la jábega y el bou.

El sardinal consistía en un arte de deriva formado por redes rectangulares de algodón de malla adaptada al tamaño de las sardinas. Se dejaba a la deriva entre dos aguas en posición vertical para que las sardinas se enmallaran. La pieza de red llevaba en su arista superior una relinga de corcho y en la inferior de plomos que la hacían permanecer vertical. La flotabilidad se la daba una serie de flotadores unidos por cabos a la red. Regulando la longitud de estos cabos se regulaba la profundidad a la que se calaba el aparejo.

Jábega: consistía en un saco ancho y de unos 150 a 200 metros de longitud denominado copo que se largaba desde la playa. El copo envolvía el pescado a la vez que rastreaba el fondo. Se calaba desde la costa mediante una barca a remos y se cobraba a mano.  

Bou: El bou era un arte de arrastre que se remolcaba desde dos embarcaciones de similares características, la llamada pareja de bou. Una de las embarcaciones de la pareja, en la que iba el patrón que dirigía la pesca, llevaba el arte y llegado al lugar designado para calarlo, procedía a hacerlo haciendo firme uno de los cabos de remolque del arte y enviando el otro a la embarcación compañera. El arte se cobraba a mano y se recogía en la barca en que iba el patrón de la pareja. Todavía en 1926 y para la pesca de la gamba y la merluza faenaban en nuestras aguas parejas de bou aunque  las embarcaciones iban ya impulsadas a vapor.

En información del 6 abril de 1918 del Telegrama del Rif, había en Melilla 6 artes de bou, 250 palangres, 7 jábegas, 20 almejeras, 12 sardinales y 21 mamparras que era un arte de cerco que venía a sustituir al sardinal.

El arte de cerco con luz empezó a usarse en Melilla sobre 1917 y, dada su novedad, el Telegrama del Rif  le dedicó un artículo el 2-12-1917. Según el periódico, para faenar con este arte se necesitaban una lancha grande para recoger el pescado, tres botes de luz de carburo y un chinchorro con las redes. La lancha anclaba en el sitio designado para la pesca mientras los botes de luz se disponían en círculo de unos 100 metros de diámetro y encendían las luces. Al acudir la pesca se apaga uno de los botes y luego otro para que la pesca se concentre en el tercero que es cuando el chinchorro tiende las redes de cerco. Según el Telegrama, con este arte y en un periodo de 20 días de abundancia de sardinas y lachas, algunas embarcaciones  llegaron a ganar hasta 10.000 pesetas. Sin embargo, los patrones de sardinal se quejaban de que este arte iba a esquilmar la población de sardinas. 

EMBARCACIONES Y TRIPULANTES.
Hemos visto que en un principio en Melilla faenaban principalmente sardinales y jábegas, embarcaciones acondicionadas al arte de pesca del mismo nombre. Por su significación como embarcación pesquera típica de las costas españolas tanto del Mediterráneo, Mar de Alboran y la Andalucía Atlántica, vamos a describir un sardinal.

El sardinal tenía una eslora de entre 6 a 8 metros, unos 2 de manga y 1,2 de puntal, con un desplazamiento de entre 1,5 a 2 toneladas. En principio disponía de un mástil con vela latina y remos aunque posteriormente aparecieron sardinales a motor. El mástil venía inclinado hacia proa unos 70º y solía ser de igual longitud que la eslora. La proa era recta y la popa algo curvada. Los fondos de la embarcación eran planos y disponía de dos carenotes paralelos a la quilla  a modo de falsas quillas para ayudar  a varar la embarcación  en la playa que era lo común.  
  
A partir de 1916 se empieza a modernizar la flota pesquera para ampliar su radio de acción mediante la construcción de barcas a motor o instalando motores a los sardinales. El 25-10-1917 la Comandancia de Marina autoriza a Diego Rubio a instalar en su bote “San Pascual” de la matrícula de Santa Pola un motor sistema Brassler de 13x14 Hp y 2 cilindros.

Por otro lado, esta modernización también llega a los artes de pesca y, como vimos, las mamparras sustituyeron a los sardinales. Según el artículo de Tomas Segado de 1927, la flota pesquera melillense constaba de:

Entre 60 a 65 mamparras.14 parejas de bou, 10 palangreros, 7 jábegas, 7 vapores de arrastre y 2 cazonales que, junto con las embarcaciones de la península que faenaban regularmente en Melilla, daban un total de alrededor de 200 embarcaciones pesqueras.

Según artículo de 3-2-1931, en 1930 se encontraban matriculadas en Melilla: 14 bacas a vapor, baca es como se denominan a los barcos de arrastre, y 14 a motor. 20 embarcaciones a motor dedicadas al palangre. Al arte de luz eran 32 a motor con 47 botes auxiliares y, por último, dos jábegas. Un total de 129 embarcaciones tripuladas por 956 hombres. Para la industria auxiliar dan la cifra de 260 personas empleadas. 
LA EXPORTACIÓN DE PESCADO.
Ya hemos hecho referencias a este aspecto de la explotación pesquera melillense, pero daremos algunos datos más. Esta  exportación de pescado que ya representaba un volumen considerable en 1907, se incrementa notablemente con la llegada de las barcas pesqueras de la península que trabajaban principalmente de cara a dicha exportación.

El pescado se desembarcaba en Melilla  para su venta en la lonja y posteriormente se procedía a su preparación para el traslado a la Península, traslado que se hacía en el correo de Málaga preferentemente. Vimos que las sardinas se envasaban en recipientes de madera cubiertas de abundante sal,  las especies finas como la pescadilla se disponían en cajones envueltas en hielo mientras que las gambas se cocían antes de su embarque. Las especies finas se enviaban por ferrocarril de Málaga a Madrid. El Telegrama del Rif solía informar de los “bultos” de pescados embarcados  en los correos, así el 11-05-1916, por ejemplo, se embarcaron en el vapor Antonio Lázaro 53 bultos de pescado con un peso total de 2530 kilos y en el 17 de Julio de 1917  se embarcaron en el vapor Monte Toro 127 bultos con un peso total de 7600 kilos.

Todas las operaciones de preparación del pescado para su embarque se realizaban al aire libre en el muelle hasta que se inauguró la lonja de Florentina en mayo de 1916, pero la utilización de dichas instalaciones llevaba consigo el pago de un canon: una peseta por bulto que se exportara y 0,25 pesetas por lote vendido por los pescadores. Esto motivó una huelga de pescadores unida a un cierre patronal de los exportadores como protesta a dichas tasas. Otro problema al que tuvieron que enfrentarse los exportadores fue al aumento de las tarifas de Trasmediterránea en 1918, así el 8-01-1918, se negaron a embarcar pescados para la Península en el Vicente Puchol en señal de protesta por estas nuevas tarifas.

Con todo, la exportación de pescado siguió aumentando y en el artículo de Tomás Segado se indica que para 1926 se exportaban diariamente de 25 a 30 toneladas diarias de pescado azul y fino y de 700 a 1000 kilos de gambas. El 3-02-1931, el Telegrama da las siguientes cifras sobre la exportación de pescado en 1930. A Málaga se enviaron 1.922.920 kilos de sardinas y boquerones y 420.000 kilos de gambas. A la llamada zona vecina de Marruecos 427.290 kilos de sardinas y boquerones y a Orán 99.480 kilos de las mismas especies.

Otra modalidad de exportación de pescado consistía en trasbordar las capturas a lo que el Telegrama llamaba “vapores rápidos” que las llevaban a Alicante, Valencia y Barcelona. En principio estas operaciones se realizaban en la mar, pero en 1930 se empezaron a realizar en el puerto de Melilla. Estas capturas se centraban en las especies finas y las realizaban embarcaciones de arrastre (bacas) de la Península, concretamente eran: 23 bacas de Valencia, 3 de Alicante, 4 de Santa Pola, 2 de Villajoyosa, 1 de Barcelona y 1 de Vinaroz, todas a motor, más 2 bacas a vapor de Valencia. Según el Telegrama del Rif y para los cuatro meses en que los vapores rápidos operaron en el puerto de Melilla, se embarcaron 40.000 bultos de pescados que a 30 kilos por bulto daban 1200 toneladas de pescado exportado. 

INSTALACIONES PORTUARIAS.

Como es bien sabido, Melilla carecía de puerto a principios del siglo XX, por lo tanto, las embarcaciones pesqueras debían permanecer fondeadas en la rada o varar en la playa que se extendía a lo largo del denominado Muro X, en el lugar en que hoy está la dársena de embarcaciones menores del puerto comercial y que antes fue la dársena pesquera.

La falta de un puerto protegido y el que la rada de Melilla esté abierta al Este, eran la causa de que los temporales de levante causara grandes estragos en los barcos fondeados en la rada, amarrados a los escasos atraques existentes o varados en la playa. En las crónicas periodísticas y fotos de la época vemos estos terribles efectos causados por los temporales de levante en las embarcaciones surtas en Melilla.

Aprovechando las obras del cargadero del mineral, se habilitó una dársena pesquera provisional al inicio del malecón de atraque del cargadero, pero con el la terminación de las obras esta dársena tuvo que ser abandonada y las embarcaciones pasaron a ocupar la dársena pesquera del puerto comercial.

Por otro lado, vimos que al no existir lonja o pescadería las operaciones de venta y preparación de la pesca para la exportación se realizaban al aire libre en condiciones penosas. Esto hizo que la Junta de Arbitrios proyectara construir una pescadería junto a la cuesta de subida al Pueblo, la llamada Pescadería de la Florentina. Esta pescadería se inauguró por el General Aizpuro el 8 de mayo de 1916.

El edificio no satisfizo  las expectativas de los usuarios ya que resultaba pequeño para las necesidades crecientes del sector pesquero y, según decían, estaba mal orientada ya que el sol daba todo el día con lo que la pesca se estropeaba rápidamente. Como vimos antes, también estaba el problema del canon a pagar por su utilización que generó grandes protestas.

Aunque se amplió la pescadería utilizando el local acondicionado para cafetería y comedor, hubo que construir otro edificio en la explanada de San Lorenzo. Esta pescadería, proyectada por Francisco Carcaño, ingeniero de la Junta de Arbitrios y escritor, se inauguró en el verano de 1921.   Según el artículo de Tomás Segado de 1927, en el año de 1926 y por ingresos generados por la pescadería, la Junta de Arbitrios ingresó la cantidad de 54.103,15 pesetas.       

A principios de la década de 1940 se construyeron las instalaciones pesqueras del muelle ribera, instalaciones que se mantuvieron hasta el cese de la actividad en el sector pesquero melillense a primeros de la década de 1980.

En 1945 se fundó la Cofradía de pescadores de Melilla, siendo su primer Patrón Mayor Ángel Romero Rubio.
LA INDUSTRIA CONSERVERA Y DE SALAZON.

Ya vimos que en 1907 se creó la conservera de Dassori, una industria que en su origen estuvo enfocada a la exportación a Italia y  Alemania, donde etiquetaban los productos fabricados en Melilla.

En principio sus instalaciones eran unas barracas en el barrio Industrial que se convirtieron en naves donde funcionaban cuatro calderas de hervir atún. En su primer año de funcionamiento consiguió exportar 150 toneladas de sardinas, atún y otros pescados en salmuera y 50 de atún en aceite.

El 8-12-1916 apareció en el Telegrama la noticia de la constitución de la Sociedad Anónima  “San Luis” con un capital inicial de 50.000 pesetas y cuyo gerente era Luis Dassori.

En el artículo de Tomás Segado de 1927 se informa de que la fábrica San Luis empleaba 30 mujeres y tres o cuatro hombres y manufacturaban conservas de boquerones, sardinas, bonitos y atún.

En 1930 la  San Luis exportó 250 toneladas de conservas a Italia.

Tomás Segado también  menciona a la conservera de Manuel Rosas, ubicada igualmente en el Industrial pero de la que no da datos de su producción y empleados.

Junto a esta industria conservera, existía la de salazones. En el Telegrama encontramos referencias a la empresa de Algarra y Miquel. Dentro de estas industrias derivadas de la pesca debemos incluir las operaciones de preparación de pescado para su exportación a la Península, faenas que absorbían una considerable mano de obra.

Revista ilustrada del África Occidental Española

La Biblioteca Universitaria de las Palmas de Gran Canarias ofrece así a los estudiosos, investigadores y a todas aquellas personas que nacieron y/o vivieron en Ifni, la posibilidad de consultar en su portal en Internet, JABLE. Archivo de prensa digital, 647 números de la revista ilustrada del África Occidental Española Publicación oficial del territorio de Ifni y editada en su capital, Sidi Ifni, tuvo una trayectoria de 1.245 números repartidos a lo largo de más de dos décadas, entre el 15 de abril de 1945 y el 31 de diciembre de 1968. Contó con varios subtítulos, como “semanario ilustrado”, “semanario gráfico de África Occidental Española” o “revista ilustrada del África Occidental Española” (A.O.E.)

sábado, 19 de marzo de 2011

“Estudios Melillenses” 30 Años de Asociación

Conferencia de:
Juan Díez Sánchez  y
Jesús Miguel Sáez Cazorla

Lugar:
Sala de Armas del Almacén de San Juan
(Sede de la Asociación de Estudios Melillenses)

Día: sábado 26 de marzo de 2011

Hora: 19,30

lunes, 14 de marzo de 2011

Melilla Espacio y Frontera: Sus Fortificaciones

Conferencia a modo de resumen desarrollada por Jesús Miguel Sáez Cazorla en la Asociación de Estudios Melillenses para un grupo de educadores. Publicado en el diario Melilla Hoy (13-03-2011).

Para detallar las fortificaciones de Melilla tendremos que definir su espacio y frontera, es decir sus delimitaciones, o dicho de otra forma su geomorfología, precisando los factores generadores de los procesos como son: los geográficos, geológicos, bióticos y antrópicos e incluso su contrapuesto, el factor antropológico.



Para la cronología de los factores geológicos las mediciones establecidas la realizamos en  millones de años (Ma.), dando comienzo el hecho de nuestro interés hace 10Ma. con el vulcanismo de Alborán que hará emerger el Gurugú al sur de nuestra zona.


Un millón de años más tarde (9 Ma.) algunos antropólogos consideran como hipótesis que los géneros de homínidos de África se extinguieron. Otro millón de años más tarde (8 Ma.) los antropólogos consideran esta vez que los géneros que desaparecen son los europeos y asiáticos.


Hace siete millones de años (7 Ma.) lo que hoy conocemos como corredor de Taza se estaba rellenando dejando dos rías, una al norte (río Kert) y otra al sur (río Muluya) sin llegar a conectarse con la isla de lo que fue el entorno melillense.


Seis millones de años atrás (6 Ma.) el factor ponderante fue el antropológico con la aparición en África del antepasado más cercano al hombre. En cuanto al territorio la ría del norte había desaparecido convirtiéndose en un río (río Kert) pero no el aislamiento melillense.



Hace cinco millones y medio de años (5,6 Ma.) se desarrolló la mayor inundación de la historia, el mediterráneo se desecó al perder contacto con los océanos, pero 300.000 años después el Atlántico encontró un camino para inundarlo en un año con un caudal mil veces superior al de las cataratas del Niágara.


Es a partir de cinco millones de años (5 Ma.) atrás cuando podemos definir prácticamente su marco territorial casi como en la actualidad, con alguna que otra erupción del Gurugú, situando el territorio de Melilla, en el Mar de Alborán, al norte de África, en la región del Garet al lado oriental del cabo Tres Forcas, que los árabes conocieron como Kelaya, los bereberes como Guelaya, los griegos como Metagoniun y los púnicos como Russadir.

Definido su marco territorial cargado de contenido histórico al que se hará referencia, de aquí podemos pasar a definir la región o provincia cono un término geográfico. La región o provincia del Garet es la comarca comprendida entre el río Kert y río Muluya, con significado orográfico de colinas o cerros de una altura menor a 300 metros, que recoge a su vez en si al cabo de Tres Forcas.

El cabo de Tres Forcas en el lado oriental contiene a Melilla como espacios organizados y controlados por una población y a su hinterland o zona de Influencia, que literalmente significa "tierra posterior", concepto que se aplica específicamente a la región o distrito interno situado tras un puerto.

En el contexto norteafricano del Magreb aparecen por primera vez las denominaciones latinas de los paleobereberes de Mazaces (Imazighen), Barbari (Bereber) y Mauri (Mauros) como poblaciones romanizadas del espacio geopolítico de la Mauritania. 

Es en este momento cuando podemos buscar el origen de los recintos históricos de Melilla en Russadir, factoría establecida por los fenicios en el siglo VI a.C. de la que sólo conocemos su necrópolis y una mínima parte de su acrópolis, con una plenitud urbana ubicada sobre el siglo III a.C. Russadir pasará después a dominio Cartaginés y, posteriormente, a Roma quien sobre el siglo I a.C. la considera un puerto fortificado, concediéndole el rango de “Colonia”.

Con el paso de Russadir a Melilla podemos definir mejor los espacios organizados y controlados en este caso por el califato Cordobés, quien anexiona Melilla al territorio andalusí en el año 927 durante el mandato de Abderramán III, constituyéndose como ciudad “europea” al depender directamente de Córdoba. Al mismo tiempo en el Magreb surgieron los reinos o califatos independientes de los Idrisíes con capitales en Fez (788-949), Rustemíes de Tahert (771-931), Aglabíes  de Cairouan (801-909) y Fatimíes en Egipto (952-975)…


Melilla quedará integrada en la organización territorial de al-Ándalus y subordinaba a las zonas fronterizas con los otros reinos limítrofes, a las que conocemos como Marca o "Thagr" (en árabe, الثغر). La Marca era una de las circunscripciones territoriales en que estaba dividida la antigua Península Ibérica durante el emirato y el califato de Córdoba. En al-Andalus había otras marcas fronterizas, la Marca Superior o al-Tagr al-Al`lá, la Marca Media o al-Tagr al-Awsat, la Marca Inferior o Al-tagr al-Adna y la Marca Externa o Lejana o al-Tagr al-Aqsa, en la que queda integrada Melilla (año 927) y Ceuta (año 931).

La Marca coexistía con otros distritos territoriales más estables denominada Cora o Kora con el significado de territorio, esta a su vez, estaba dividida en demarcaciones menores, llamadas iqlim con plural aqālīm, de la que con toda probabilidad derive su trascripción al amazigh “Guelaya” o con el significado árabe de región.

Las regiones del Magreb o distritos internos situados tras un puerto conocidas como hinterland se desarrollaron durante el siglo XI al recibir una fortificación que las protegía, llegando éstas a su apogeo económico y cultural durante los siglos XIII y XIV. Este sistema defensivo es perfeccionado y complementado por Almohades, Almorávides y Benimerines durante estos siglos.



En el siglo XIV, se producen enfrentamientos entre los sultanatos de Fez (actual Marruecos) y Tlemecén (actual Argelia) en esta zona por establecer sus límites e intentar definir sus fronteras, en estos intentos de definir las divisorias norteafricanas no solo están los futuros reinos del  Magreb sino además los reinos Ibéricos, actuando mediante tratados para intentar definir las fronteras modernas del siglo XV.

Los antecedentes diplomáticos de los reinos Ibéricos se remontan al año de 1291 con Jaime II de Aragón y Sancho IV de Castilla quienes firman el llamado Tratado del Muluya o de Monteagudo en el que se reconocía la futura influencia de ambos reinos sobre el norte de África, siendo el río Muluya la divisoria de sus respectivas áreas de consideración históricas porque Aragón se adjudicaba la antigua Mauritania Cesariana y Castilla la Tingitana.

Portugal alegó derechos de conquista sobre África, al invadir Ceuta en 1415 provocando las protestas de Castilla invocando su tratado sobre la Mauritania Tingitana. Portugal disputó a Castilla la primacía en África con el apoyo del Papa Nicolás V, quien redactó la Bula Romanus Pontifex (1454). Esta situación de primacía portuguesa fue ratificada en el tratado de Alcaçobas-Toledo (1479-1480) en el que se consumó la exclusión de Castilla del norte de África.

No es hasta 1494 cuando se firmaba el tratado de Tordesillas donde se autorizaba que los Reyes Católicos pudieran conquistar las ciudades de Melilla y Cazaza, “Los dichos señores rrey e rreyna de Castilla e Aragón, eçetera, pueden aver e ganar las villas de Melilla e Caçaça... e las pueden tener e tengan para si para sus rreynos... con sus tierras e terminos sean e finquen perpetuamente”. A continuación, el Papa Alejandro VI en la Bula Ineffabilis (1495) otorgaba carta libre a los Reyes Católicos para la conquista del norte de África, anunciando la inminente ocupación de Melilla, con su toma en 1497.

Es a partir de este momento cuando  sentimos la necesidad de establecer una “línea del tiempo” de las fortificaciones melillense como transmisión de la idea de tiempo y del espacio, además de definir los “Elementos de Fortificación” como componentes constructivos y  los “Elementos de la Fortificación” con nombres propios de topónimos y onomásticos, que darán juntos como resultado por ejemplo “Puerta de Santiago” etc.

De las fortificaciones en la prehistoria no conocemos nada, salvo el hecho material de la utilización de una cantera de pedernal en Sidi Guariach y el alegato del triangulo defensivo de Tres Forcas definido por Cazaza, Tasuda y Melilla, fortificaciones que comenzarán su definición en época historia hasta el establecimiento de la frontera moderna del siglo XV.


En el siglo XV las fortificaciones de Melilla van de la tradición medieval en su construcción a las técnicas de transición con los siguientes periodos: 1494-1496 Estudio Previos con viajes de Ramiro López. (Mediciones). 1496-1498 Preparación y Adaptación de la “Villa Vieja” (Sistema de fortificación provisional desmontable de madera). 1498-1515 Consolidación de la “Villa Vieja”.


El siglo XVI avanza con las técnicas de transición a las técnicas renacentistas mostrando los siguientes periodos: 1515-1525 Adaptación del Primer Recinto (“Villa Nueva”). 1525-1535 Trazas de Gabriele Tadino di Martinengo. 1535-1549 Revisión de los Trabajos por Miser Benedito de Rabean, Juan Vallejo, Francisco de Zurita o Francisco de Tejada. 1549-1551 Consolidación del Primer Recinto (“Villa Nueva”). 1551-1571 Consolidación de la Ingeniería Civil: Aljibes, Almacenes, Puerto y Fuertes Exteriores como defensa del hinterland


En el siglo XVII mejora la trasformación de la “Villa Vieja” con las técnicas abaluartadas presentando los siguientes periodos: 1680-1687 Recomendación de limpiar y excavar fosos nuevos en las puertas que no los tuvieran (frente de la Villa Vieja) y hacer levadizos los puentes para resistir en caso de ataque por Octavio Menni. 1687-1690 División de la “Villa Vieja” en dos recintos al construir el Hornabeque con su cortina dos medios baluartes su foso y mina, estas obras fueron diseñadas por el ingeniero Felipe Martín de Paredes. 1690-1699 Primer intento de transformar el frente de la Villa Vieja (Tercer Recinto) en un recinto abaluartado.


En el siglo XVIII prospera la expansión absoluta de las técnicas abaluartadas y el desarrollo del Cuarto Recinto con los siguientes periodos: 1714-1716 Transforman el antiguo Hornabeque en un frente abaluartado perfecto (Segundo Recinto) por Pedro Borrás y Juan Martín Zermeño. 1722-1729 Transforman el frente de la Villa Vieja (Tercer Recinto) en un frente abaluartado en corona. 1732-1790 Desarrollo del Cuarto Recinto.

En el siglo XIX se perfecciona la consolidación del territorio con afianzamiento de la costa y cauce del río y recuperación de los Fuertes Exteriores conocidos como “El Quinto Recinto Fortificado”. Es a partir de este momento cuando el urbanismo imperara sobre la fortificación como factor de fijación del territorio.


En el siglo XX – XXI comienza su puesta en valor y restauración de las fortificaciones con las siguientes etapas: 1950-1980 Declaración de Conjunto Histórico y Bien de Interés Cultural (BIC). 1980-1990 Plan Especial de Restauración Integral (PERI). 1999-2011 Premio Europa Nostra, Restauraciones 1º, 2º y 3º Recinto, quedando pendiente el 4º.  

domingo, 13 de marzo de 2011

JORNADAS DE HISTORIA EN MELILLA

Los primeros años de la presencia española en Melilla: 1497-1535”
Día 15 de Marzo. Conferencia de D. Enrique Gozalbes Cravioto. Doctor en Historia Antigua. Profesor Titular de la Universidad de Castilla-La Mancha. Miembro de la Real Academia de la Historia y del Instituto de Estudios Ceutíes. Título:La ocupación española de Melilla en su contexto norteafricano.”
Día 16 de Marzo. Conferencia de D. Miguel Ángel de Bunes Ibarra. Doctor en Historia Moderna. Investigador Científico del Instituto de Historia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Título:La expansión ibérica por el Magreb: ocupación de Melilla.”
Día 17 de Marzo. Conferencia de D. Rafael Gutiérrez Cruz. Doctor en Historia. Director del Centro del Profesorado de Málaga. Título: “El socorro de Melilla de 1535 a través de los documentos.“

miércoles, 9 de marzo de 2011

30 años de la aparición de monedas cartaginesas extraídas del puerto de Melilla

Con la difusión de este articulo de nuestro compañero Claudio Antonio Barrio Fernández de Luco y Salvador Fontela Ballesta, queremos rendir homenaje a su trabajo y conmemora un hallazgo único el al historia de la numismática melillense, el descubrimiento de unos 14 kilos de monedas en el puerto de nuestra ciudad, Melilla.

INTRODUCCIÓN
En sendos dragados del puerto melillense efectuados en los años 1953 y 1981 han hecho su aparición una considerable cantidad de monedas.

Del dragado del año 1953 sólo tenemos constancia de la aparición  de diez monedas: un AS de anverso/cabeza TANIT a derecha y reverso/caballo parado a derecha; y a divisores de la ante­rior (del tipo semises) de anverso/cabeza de TANIT a derecha y reverso/caballo retrospicente. Suponemos que hubo muchas más.

Al volver a dragar el puerto en el año 1981 apare­cieron una gran cantidad de clavos de bronce y monedas de di­versas épocas, aunque en su mayor cantidad cartaginesas. Su número difícil de calcular superero las 10.000 piezas de las que la mayor parte fueron incautadas a un súbdito marroquí, siendo las piezas trasladadas al Ministerio de Cultura por el en­tonces Subdirector General Sr. D. MANUEL MAR­TIN BUENO para su restauración; de las que solamente alrededor de mil han sido devueltas al Ayuntamiento melillense.

Estas monedas recogidas en una playa artificial que formó las arenas vertidas por la draga al norte entre las rocas del espigón del puerto, constituyen una mínima parte de las miles no recuperadas al deshacer el oleaje la citada playa.


CLASIFICACIÓN
En un gran porcentaje que supera el 90%, son de bron­ce en mal estado de conservación y tan solo unas pocas (conoce­mos la existencia de 15) son de electrón perfectamente conservadas, además de dos monedas de vellón. El estudio se ha realizado sobre una muestra que osciló alrededor de mil piezas. 


DE ELECTRON Y VELLON
Este grupo lo componen 15 monedas perfectamente conservadas con módulos entre 15 y 17 mm. Con unos pe­sos que oscilan entre los 2,85 y 2,75 gramos.

TIPO I  A/cabeza de TANIT a izquierda: Dos espi­gas en el peinado. Presentando variedad en los pen­dientes. De un sólo colgante: diez. De triple colgante: cinco. Todas llevan collar. Parecen distinguirse dos tipos de mujeres; uno más joven y otro maduro con na­riz puntiaguda. R/caballo a derecha: presentando dos variedades: parado once y al paso (pata izquierda adelantada) cin­co. En el exergo llevan una línea horizontal: nueve, de las que seis poseen marcas consistentes en dos atunes estilizados afrontados y en medio, líneas verticales tri­ples. Estas monedas son de gran belleza en su factura, tanto en la representación juvenil de TANIT como la del caballo.

TIPO II  Lo componen dos monedas de vellón con módulo de 22 mm. y peso de 12,300 y 10,50 gramos.
A/cabeza de T ANIT a izquierda. R/caballo parado y palmera detrás. 



MONEDAS DE COBRE
Todas ellas tienen de común: la cabeza de TANIT en el anverso a izquierda y el caballo a derecha en el reverso. Nunca aparece la figura varonil. La figura del caballo es entera salvo muy pocas en que aparece el protome de caballo. 


De las 586 monedas solamente se han podido clasi­ficar 367 (62,62%) aunque el resto responda al tipo generalizado de A/cabeza de TANIT y R/caballo.

Apreciamos la siguiente diversidad de TIPOS:

TIPO I  A/cabeza de TANIT a izquierda. Dos espi­gas en el peinado. R/caballo retrospicente a derecha parado o al paso. Con un número de 310 (84,46% de las clasificadas). Presenta múltiples variedades pero el mal estado de conservación, impide una sistematización completa.

TIPO II  A/cabeza de TANIT a izquierda. En el pei­nado: dos espigas. R/caballo parado retrospicente a derecha. Detrás sobre la grupa palmera estilizada. Observemos que Vi­llarronga no presenta ningún tipo ni variante; JEN­-KlNS y LEWIS citan uno sólo en bronce con el núme­ro 8 en la PLATE 28.

Creemos también que en el grupo 1 se incluyen gran cantidad que tienen la palmera estilizada pero no observable por su desgaste o deterioro. Con un número de: 102 (17,40%).

MARCAS: Son observables 13 letras púnicas siem­pre en el reverso (R/), algunas entre las patas del caballo otras en el campo delante del caballo.

TIPO III  A/cabeza de TANIT a izquierda. En el peinado dos espigas. R/caballo al paso, avanzando la pata izquierda a derecha. Detrás CADUCEO. Ausencia total de LE­TRAS Y MARCAS salvo un creciente debajo del caballo. Con un número de 50 (8,53%).

TIPO IV  A/cabeza de TANIT a izquierda. En el peinado dos espigas. R/caballo parado a derecha. Encima de la parte tra­sera, astro de 6, 7 y 8 puntas. Con un número de 10 (1,7%).

TIPO V  A/cabeza de TANIT a derecha. Dos espi­gas en el peinado. R/caballo parado a derecha. Astro de 8 puntas de­trás. Con un número de 3 (0,51%).

TIPO VI  A/cabeza de T ANIT a izquierda. Tipo rústico con peor factura que los ejemplares anteriores. R/PROTOME DE CABALLO. Factura también rústica. Con un número de 4 (0,68%).


PROCEDIMIENTO DE FABRICACION
Realizado el análisis químico de una moneda del tipo I ha dado el siguiente resultado:
COBRE                53,45%
PLOMO                40,40%
ESTAÑO                1,65%

El resto hasta el 100% son de impurezas no determi­nables. La composición de la aleación no es homo­génea, pues tres trozos han dado las siguientes densi­dades: 7,44. 8,88, y 8,34 respectivamente.

A simple vista puede observarse que en algunas la proporción de cobre es muy grande, superior al 90%.

Los cospeles los obtuvieron en moldes por fusión para varias piezas tomando la forma de ARBOL. Al separar los restos de los canales intermedios, ra­ramente han sido pulidos para disimularlos. El cospel restante es circular y en el perfil ligeramente troncocónico, correspondiendo la cara menor con la parte inferior del molde.

Durante la acuñación por martillo no se tuvo en cuenta la posición relativa de los índisimulados cana­les intermedios, ni se hizo coincidir el anverso/reverso con la parte superior/inferior del cospel. Sin embargo las posiciones relativas de los cuños del anverso y del reverso son cuidadosamente coincidentes con muy ra­ras excepciones.

La aleación cobre-plomo, en vez del bronce, facili­tó su fusión y posterior acuñación y es de suponer que supondría un alargamiento de la vida de los cuños. A la vez nos sugiere o bien una posible escasez de estaño o una abundancia de plomo como en realidad se da en el día de hoy en que se han exportado toneladas de plomo proveniente de las minas cercanas a Melilla. ¿Facilitó esta abundancia de plomo la instalación de una ceca en Melilla por parte de los jerarcas militares púnicos? Más tarde incidiremos sobre este tema.

CONCLUSIQNES
Es difícil concretar a qué patrón metrológico corres­ponden las monedas. Pero dado el grado de deterioro en que se encuentran y tomando en cuenta las que es­tán en perfecto estado, hallamos cierta concordancia con el patrón Siracusano estudiado por HOLLOWAY, que se refieren a monedas posteriores a Hieronymos y que circularon en el periodo de la Democracia de 214 a 212 antes de Cristo. El peso medio era de 17,75 gramos en divisores de 8,49 gramos y 4,17 gramos. Y en verdad las monedas mejor conservadas encontradas en el dragado del puerto de Melilla corresponden a es­tas medidas pondérales.

CRONOLOGÍA E INTERPRETACIÓN HISTORICA
Teniendo en cuenta la situación geoestratégica de Melilla en el mar de Alborán no es difícil presumir el papel que jugó esta ciudad, que sin duda fue funda­mental, en las guerras púnicas.

El MAGREB en general y los bereberes del RIF en especial fueron proveedores de mercenarios en las citadas guerras. Estas tropas fueron necesarias para la conquista de España y el ulterior a salto a Italia en la 2a guerra púnica. En el mar de Alborán existen dos puentes naturales para el traslado de los citados efecti­vos militares. Uno el más corto: el estrecho de Gibral­tar. Otro más largo pero más cercano al teatro de ope­raciones y a las minas de Cartagena, cual es el puente desde la «Península de Tres Forcas» cercana a Melilla, pasando por ALBORAN la isla que dá nombre al mar occidental mediterráneo, hasta alcanzar la costa alme­riense en ADRA (la montaña en legua bereber) justo debajo de la gran mole de Sierra Nevada y sus altos pi­cos de Muley Hacen y Veleta visibles desde el punto de partida: el cabo TRES FORCAS.

Las monedas de electrón del tipo 1 pudieron ser acuñadas entre el 300 y 250 a. C. Para Villarronga este tipo de monedas rarísimo para él, “deben obede­cer a una relación comercial entre cartagineses e hispanos... Pudieron servir, según él, para pagar las sol­dadas de los mercenarios indígenas enrolados en las filas cartaginesas y que lucharon en Sicilia” y posteriormente se podría añadir una vez perdida la isla, siguiendo a Polibio. Amilcar Barca desembarcando en África (probablemente en RUSADDIR-Melilla) para reclutar mercenarios que luchen contra los anteriores sublevados y que ahora cercan Cartago. La cronología así podría establecerse entre el 264-241 a.C.

Las dos monedas de vellón del caballo parado y palmera no figuran en el catálogo de Villarronga (la palmera se asocia a un caballo retrospicente) y sí las recoge G. K. JENKINS, (II/ por lo que pueden datarse en fechas anteriores de 241 a.C. cuando la escasez de plata era evidente) y por ello 'se impuso la con­quista de ESPAÑA.

En cuanto a las monedas de bronce no parece exis­tir dificultad al establecer su cronología.

Del tipo I.  E. ACQUARO, cataloga cuatro que las asigna a la ceca de CARTAGENA, fechándolas entre el 221 y el 210 a. de C.

Similar al tipo II  A. Burgos, cataloga un calco acuñado en CARTAGENA entre los años 220 al 215 a. C.

A.M. GUARDAN las data entre 209 v 180 a. C.

Los tipos I y II que hemos clasificado y que podían corresponder a las que Villarronga coloca en las clases I y VIII no son las mismas pues mientras las nues­tras son de bronce las de Villarronga son de plata.

Sí ciertamente coinciden las de la clase VIII de

este autor A/cabeza de TANIT rústica y R/cabeza prótome de CABALLO en las nuestras del tipo VI y muy bien pueden datarse hacia el año 221 a. C. co­rrespondiente al periodo de la estabilización de la conquista de España por los cartagineses, es decir a la época de Aníbal cuando tiene lugar la máxima ex­pansión del poderío cartaginés en España.


CECAS
Aunque ACQUARO y BURGOS consideran que los tipos I y II fueron acuñados en Cartagena ninguna de ellas es incluida en VILLARRONGA como mone­das hispano-cartaginesas, señalando que los hallazgos del tipo I escasos en la península, son abundantísimos en África (Villarronga se refiere a tipos de plata).

Y si hacemos caso a A. M. GUADAN que adscribe este tipo de monedas anepígrafas a talleres indetermi­nados de tipo militar, podríamos perfectamente suponer que las nuestras fueron acuñadas preferentemente en RUSADDIR-MELILLA.

Pero no en la ceca local cuya existencia confirman dos monedas con inscripción RUSADIR en fenicio y que se conservan en los Museos de Copenhague y Tetuán. Juzgamos que fueron fundidas, más bien en un taller militar ubicado en la actual Melilla, la cual con­taba con la materia prima con la que han sido elabora­das estas monedas: EL PLOMO. En nuestros días si­gue extrayéndose en cantidades comerciales dicho metal.

El que este taller fuera itinerante y que desde Meli­lla se trasladara con Anibal y sus generales a la Penín­sula parece confirmado varias monedas de mi colec­ción particular halladas en la península e idénticas a las de la dársena melillense.

Cabría no obstante la explicación de haber sido tras­ladadas por los propios mercenarios.

Se ha especulado sobre la procedencia de estas mo­nedas de un barco hundido por los frecuentes vientos de Levante que azotan periódicamente nuestro puerto. Esta hipótesis viene avalada por una cantidad de cla­vos y maderas al parecer procedentes de un barco, pero los citados clavos arqueológicamente están sin es­tudiar. Nos inclinamos a pensar en una ceca melillen­se pues la hipótesis del barco hundido no invalida la anterior.