miércoles, 9 de marzo de 2011

30 años de la aparición de monedas cartaginesas extraídas del puerto de Melilla

Con la difusión de este articulo de nuestro compañero Claudio Antonio Barrio Fernández de Luco y Salvador Fontela Ballesta, queremos rendir homenaje a su trabajo y conmemora un hallazgo único el al historia de la numismática melillense, el descubrimiento de unos 14 kilos de monedas en el puerto de nuestra ciudad, Melilla.

INTRODUCCIÓN
En sendos dragados del puerto melillense efectuados en los años 1953 y 1981 han hecho su aparición una considerable cantidad de monedas.

Del dragado del año 1953 sólo tenemos constancia de la aparición  de diez monedas: un AS de anverso/cabeza TANIT a derecha y reverso/caballo parado a derecha; y a divisores de la ante­rior (del tipo semises) de anverso/cabeza de TANIT a derecha y reverso/caballo retrospicente. Suponemos que hubo muchas más.

Al volver a dragar el puerto en el año 1981 apare­cieron una gran cantidad de clavos de bronce y monedas de di­versas épocas, aunque en su mayor cantidad cartaginesas. Su número difícil de calcular superero las 10.000 piezas de las que la mayor parte fueron incautadas a un súbdito marroquí, siendo las piezas trasladadas al Ministerio de Cultura por el en­tonces Subdirector General Sr. D. MANUEL MAR­TIN BUENO para su restauración; de las que solamente alrededor de mil han sido devueltas al Ayuntamiento melillense.

Estas monedas recogidas en una playa artificial que formó las arenas vertidas por la draga al norte entre las rocas del espigón del puerto, constituyen una mínima parte de las miles no recuperadas al deshacer el oleaje la citada playa.


CLASIFICACIÓN
En un gran porcentaje que supera el 90%, son de bron­ce en mal estado de conservación y tan solo unas pocas (conoce­mos la existencia de 15) son de electrón perfectamente conservadas, además de dos monedas de vellón. El estudio se ha realizado sobre una muestra que osciló alrededor de mil piezas. 


DE ELECTRON Y VELLON
Este grupo lo componen 15 monedas perfectamente conservadas con módulos entre 15 y 17 mm. Con unos pe­sos que oscilan entre los 2,85 y 2,75 gramos.

TIPO I  A/cabeza de TANIT a izquierda: Dos espi­gas en el peinado. Presentando variedad en los pen­dientes. De un sólo colgante: diez. De triple colgante: cinco. Todas llevan collar. Parecen distinguirse dos tipos de mujeres; uno más joven y otro maduro con na­riz puntiaguda. R/caballo a derecha: presentando dos variedades: parado once y al paso (pata izquierda adelantada) cin­co. En el exergo llevan una línea horizontal: nueve, de las que seis poseen marcas consistentes en dos atunes estilizados afrontados y en medio, líneas verticales tri­ples. Estas monedas son de gran belleza en su factura, tanto en la representación juvenil de TANIT como la del caballo.

TIPO II  Lo componen dos monedas de vellón con módulo de 22 mm. y peso de 12,300 y 10,50 gramos.
A/cabeza de T ANIT a izquierda. R/caballo parado y palmera detrás. 



MONEDAS DE COBRE
Todas ellas tienen de común: la cabeza de TANIT en el anverso a izquierda y el caballo a derecha en el reverso. Nunca aparece la figura varonil. La figura del caballo es entera salvo muy pocas en que aparece el protome de caballo. 


De las 586 monedas solamente se han podido clasi­ficar 367 (62,62%) aunque el resto responda al tipo generalizado de A/cabeza de TANIT y R/caballo.

Apreciamos la siguiente diversidad de TIPOS:

TIPO I  A/cabeza de TANIT a izquierda. Dos espi­gas en el peinado. R/caballo retrospicente a derecha parado o al paso. Con un número de 310 (84,46% de las clasificadas). Presenta múltiples variedades pero el mal estado de conservación, impide una sistematización completa.

TIPO II  A/cabeza de TANIT a izquierda. En el pei­nado: dos espigas. R/caballo parado retrospicente a derecha. Detrás sobre la grupa palmera estilizada. Observemos que Vi­llarronga no presenta ningún tipo ni variante; JEN­-KlNS y LEWIS citan uno sólo en bronce con el núme­ro 8 en la PLATE 28.

Creemos también que en el grupo 1 se incluyen gran cantidad que tienen la palmera estilizada pero no observable por su desgaste o deterioro. Con un número de: 102 (17,40%).

MARCAS: Son observables 13 letras púnicas siem­pre en el reverso (R/), algunas entre las patas del caballo otras en el campo delante del caballo.

TIPO III  A/cabeza de TANIT a izquierda. En el peinado dos espigas. R/caballo al paso, avanzando la pata izquierda a derecha. Detrás CADUCEO. Ausencia total de LE­TRAS Y MARCAS salvo un creciente debajo del caballo. Con un número de 50 (8,53%).

TIPO IV  A/cabeza de TANIT a izquierda. En el peinado dos espigas. R/caballo parado a derecha. Encima de la parte tra­sera, astro de 6, 7 y 8 puntas. Con un número de 10 (1,7%).

TIPO V  A/cabeza de TANIT a derecha. Dos espi­gas en el peinado. R/caballo parado a derecha. Astro de 8 puntas de­trás. Con un número de 3 (0,51%).

TIPO VI  A/cabeza de T ANIT a izquierda. Tipo rústico con peor factura que los ejemplares anteriores. R/PROTOME DE CABALLO. Factura también rústica. Con un número de 4 (0,68%).


PROCEDIMIENTO DE FABRICACION
Realizado el análisis químico de una moneda del tipo I ha dado el siguiente resultado:
COBRE                53,45%
PLOMO                40,40%
ESTAÑO                1,65%

El resto hasta el 100% son de impurezas no determi­nables. La composición de la aleación no es homo­génea, pues tres trozos han dado las siguientes densi­dades: 7,44. 8,88, y 8,34 respectivamente.

A simple vista puede observarse que en algunas la proporción de cobre es muy grande, superior al 90%.

Los cospeles los obtuvieron en moldes por fusión para varias piezas tomando la forma de ARBOL. Al separar los restos de los canales intermedios, ra­ramente han sido pulidos para disimularlos. El cospel restante es circular y en el perfil ligeramente troncocónico, correspondiendo la cara menor con la parte inferior del molde.

Durante la acuñación por martillo no se tuvo en cuenta la posición relativa de los índisimulados cana­les intermedios, ni se hizo coincidir el anverso/reverso con la parte superior/inferior del cospel. Sin embargo las posiciones relativas de los cuños del anverso y del reverso son cuidadosamente coincidentes con muy ra­ras excepciones.

La aleación cobre-plomo, en vez del bronce, facili­tó su fusión y posterior acuñación y es de suponer que supondría un alargamiento de la vida de los cuños. A la vez nos sugiere o bien una posible escasez de estaño o una abundancia de plomo como en realidad se da en el día de hoy en que se han exportado toneladas de plomo proveniente de las minas cercanas a Melilla. ¿Facilitó esta abundancia de plomo la instalación de una ceca en Melilla por parte de los jerarcas militares púnicos? Más tarde incidiremos sobre este tema.

CONCLUSIQNES
Es difícil concretar a qué patrón metrológico corres­ponden las monedas. Pero dado el grado de deterioro en que se encuentran y tomando en cuenta las que es­tán en perfecto estado, hallamos cierta concordancia con el patrón Siracusano estudiado por HOLLOWAY, que se refieren a monedas posteriores a Hieronymos y que circularon en el periodo de la Democracia de 214 a 212 antes de Cristo. El peso medio era de 17,75 gramos en divisores de 8,49 gramos y 4,17 gramos. Y en verdad las monedas mejor conservadas encontradas en el dragado del puerto de Melilla corresponden a es­tas medidas pondérales.

CRONOLOGÍA E INTERPRETACIÓN HISTORICA
Teniendo en cuenta la situación geoestratégica de Melilla en el mar de Alborán no es difícil presumir el papel que jugó esta ciudad, que sin duda fue funda­mental, en las guerras púnicas.

El MAGREB en general y los bereberes del RIF en especial fueron proveedores de mercenarios en las citadas guerras. Estas tropas fueron necesarias para la conquista de España y el ulterior a salto a Italia en la 2a guerra púnica. En el mar de Alborán existen dos puentes naturales para el traslado de los citados efecti­vos militares. Uno el más corto: el estrecho de Gibral­tar. Otro más largo pero más cercano al teatro de ope­raciones y a las minas de Cartagena, cual es el puente desde la «Península de Tres Forcas» cercana a Melilla, pasando por ALBORAN la isla que dá nombre al mar occidental mediterráneo, hasta alcanzar la costa alme­riense en ADRA (la montaña en legua bereber) justo debajo de la gran mole de Sierra Nevada y sus altos pi­cos de Muley Hacen y Veleta visibles desde el punto de partida: el cabo TRES FORCAS.

Las monedas de electrón del tipo 1 pudieron ser acuñadas entre el 300 y 250 a. C. Para Villarronga este tipo de monedas rarísimo para él, “deben obede­cer a una relación comercial entre cartagineses e hispanos... Pudieron servir, según él, para pagar las sol­dadas de los mercenarios indígenas enrolados en las filas cartaginesas y que lucharon en Sicilia” y posteriormente se podría añadir una vez perdida la isla, siguiendo a Polibio. Amilcar Barca desembarcando en África (probablemente en RUSADDIR-Melilla) para reclutar mercenarios que luchen contra los anteriores sublevados y que ahora cercan Cartago. La cronología así podría establecerse entre el 264-241 a.C.

Las dos monedas de vellón del caballo parado y palmera no figuran en el catálogo de Villarronga (la palmera se asocia a un caballo retrospicente) y sí las recoge G. K. JENKINS, (II/ por lo que pueden datarse en fechas anteriores de 241 a.C. cuando la escasez de plata era evidente) y por ello 'se impuso la con­quista de ESPAÑA.

En cuanto a las monedas de bronce no parece exis­tir dificultad al establecer su cronología.

Del tipo I.  E. ACQUARO, cataloga cuatro que las asigna a la ceca de CARTAGENA, fechándolas entre el 221 y el 210 a. de C.

Similar al tipo II  A. Burgos, cataloga un calco acuñado en CARTAGENA entre los años 220 al 215 a. C.

A.M. GUARDAN las data entre 209 v 180 a. C.

Los tipos I y II que hemos clasificado y que podían corresponder a las que Villarronga coloca en las clases I y VIII no son las mismas pues mientras las nues­tras son de bronce las de Villarronga son de plata.

Sí ciertamente coinciden las de la clase VIII de

este autor A/cabeza de TANIT rústica y R/cabeza prótome de CABALLO en las nuestras del tipo VI y muy bien pueden datarse hacia el año 221 a. C. co­rrespondiente al periodo de la estabilización de la conquista de España por los cartagineses, es decir a la época de Aníbal cuando tiene lugar la máxima ex­pansión del poderío cartaginés en España.


CECAS
Aunque ACQUARO y BURGOS consideran que los tipos I y II fueron acuñados en Cartagena ninguna de ellas es incluida en VILLARRONGA como mone­das hispano-cartaginesas, señalando que los hallazgos del tipo I escasos en la península, son abundantísimos en África (Villarronga se refiere a tipos de plata).

Y si hacemos caso a A. M. GUADAN que adscribe este tipo de monedas anepígrafas a talleres indetermi­nados de tipo militar, podríamos perfectamente suponer que las nuestras fueron acuñadas preferentemente en RUSADDIR-MELILLA.

Pero no en la ceca local cuya existencia confirman dos monedas con inscripción RUSADIR en fenicio y que se conservan en los Museos de Copenhague y Tetuán. Juzgamos que fueron fundidas, más bien en un taller militar ubicado en la actual Melilla, la cual con­taba con la materia prima con la que han sido elabora­das estas monedas: EL PLOMO. En nuestros días si­gue extrayéndose en cantidades comerciales dicho metal.

El que este taller fuera itinerante y que desde Meli­lla se trasladara con Anibal y sus generales a la Penín­sula parece confirmado varias monedas de mi colec­ción particular halladas en la península e idénticas a las de la dársena melillense.

Cabría no obstante la explicación de haber sido tras­ladadas por los propios mercenarios.

Se ha especulado sobre la procedencia de estas mo­nedas de un barco hundido por los frecuentes vientos de Levante que azotan periódicamente nuestro puerto. Esta hipótesis viene avalada por una cantidad de cla­vos y maderas al parecer procedentes de un barco, pero los citados clavos arqueológicamente están sin es­tudiar. Nos inclinamos a pensar en una ceca melillen­se pues la hipótesis del barco hundido no invalida la anterior.

No hay comentarios: