Publicado en: “La Voz” Melilla Hoy 17-07-2011.
La historia Maria Elena Fernández Díaz, miembro de la AEM, investigando sobre la historia contemporánea de Melilla tan cercana y presente, encuentra la historia de un luchador por la libertad el comunista Francisco Pradal González que escapo a la violencia política y la represión ejercida en Melilla a partir del 17 de julio gracias a la Olimpiada Popular Obrera; fue uno de los que escapó a ese fatídico 17 de julio de 1936 que dejó en la ciudad más de trescientos fallecidos y cerca de dos mil represaliados en el cercano campo de Concentración de Zeluán.
Cartel Olimpiada Popular Obrera de Barcelona
Francisco Pradal González, fue uno de esos personajes que pocas veces nos cruzamos y que gozaría siempre de nuestro afecto y amistad ya que dentro de sus innumerables cualidades estaba la de su gran humanidad, siendo en todo momento desprendido, decidido, luchador, y sobre todas las cosas, comunista, viviendo y consagrando su existencia a través de esta doctrina. Se había afiliado en los años 30 a las Juventudes del Partido Comunista, llegando a detentar el cargo de presidente, pasando más tarde al Partido Comunista, estando detenido en distintas ocasiones durante la etapa republicana por sus actividades sindicales y revolucionarias relacionadas con la política.
Al constituirse la Juventud Socialista Unificada, fusionándose la juventud socialista con la juventud comunista, es nombrado vicepresidente de la misma debido a su empuje y dedicación. Al iniciarse el Levantamiento Nacional en esta ciudad de Melilla, casi la totalidad de de la citada Juventud Socialista y Comunista es represaliada, falleciendo algunos fusilados y otros condenados a largas penas, salvándose por poco Francisco Pradal González, ya que había salido días antes rumbo a Barcelona a participar en la Olimpiada Popular.
Cuando se enteran en Barcelona de la sublevación no duda en participar en la defensa del orden establecido alineándose con las fuerzas republicanas, formando parte del Quinto regimiento, siendo nombrado Comisario Político en la Brigada Lister, participando activamente en diferentes frentes de guerra.
Tras el termino de la Guerra Civil y como parte del ejercito republicano derrotado, atraviesa los Pirineos entrando a formar parte de esa gran masa de españoles que se hacinan en los campos de concentración franceses, sufriendo incontables penurias y vejaciones hasta que en la II Guerra Mundial entra voluntariamente a formar parte del maquis francés, organizando y participando en numerosas acciones, siendo uno de los españoles que entra en París con las primeras fuerzas libertadoras.
Tropas españolas motorizadas entrando en París por el Arco de Triunfo el 25 de Agosto de 1944
Más adelante se dedicó a ser guía de pase entre la frontera española y francesa ostentando un cargo de máxima confianza en el Comité Ejecutivo del Partido Comunista. Trabajó incansablemente realizando continuas y arriesgadas salidas de Francia hacia España y viceversa, pasando en ocasiones a Dirigentes del Comité Central, arriesgando continuamente su vida y seguridad.
En uno de sus viajes a Barcelona, para realizar un trabajo para el Partido, es detenido siendo procesado y condenado a una larga pena que cumple en los penales de Santoña y Burgos, permaneciendo once años privado de libertad.
Fue un luchador por la libertad durante toda su vida sin llegar a extremismos, siempre dispuesto al entendimiento, viviendo y muriendo como comunista, por esa razón, en el día de su fallecimiento, sus camaradas le dispusieron un entierro con el reconocimiento qua se merecía: fue cubierto su ataúd con la bandera del Partido Comunista, siendo llevado al cementerio a hombros de sus compañeros del partido.