viernes, 26 de octubre de 2012

Centenario del vial rodado de Melilla la Vieja

Entre los días 6 de junio y 31 de octubre de 1912 comenzó la configuración del primer vial o acceso rodado a Melilla la Vieja, utilizarse públicamente lo que en Melilla conocemos como embarcadero y rampa de Florentina, hoy “Cuesta de Florentina”, cumpliéndose así el centenario de su inauguración.


Antecedentes
Comienzan con la determinación del teniente coronel Luís Cappa y Rioseco, nombrado por segunda vez gobernador de la plaza, de hacer bajo su responsabilidad un nuevo desembarcadero. Para ello eligió una zona situada al pie de Florentina, donde ya en el pasado se había allanado una porción de roca. Con mano de obra del presidio comenzaron los trabajos en 1831 complementando el desembarcadero con un camino en zig-zag desde el mismo hasta las cuevas de la Florentina, costeado por el asentista de víveres malagueño Manuel Agustín Heredia.

Continua con la Creación en 1878 de la Junta de Arbitrios de Melilla con funciones municipales, atendiendo esta a las obras y servicios de los muelles del puerto, con el concurso del Comandante de Ingenieros de la Plaza y utilizando el trabajo de los penados, se reconstruyó el espigón del varadero, que se llamó desde entonces Muelle Militar, formado por un muro de mampostería hidráulica sentado sobre escollera, con relleno de piedra.


Cuesta de Florentina año 1893.
Obras antiguas
A partir del Muelle Militar en su parte exterior, se rellenó la parte de playa y bajos de roca adyacentes, que se extendían hasta Punta Florentina, donde estuvo el primitivo malecón, se construyó otro pequeño espigón rompeolas, cerrándose el frente del relleno con un muro pretil y escalerillas de atraque situadas en el primer muro. Por el lado del  río, se construyó otro muro sencillo de mampostería, que tomó el nombre de Muro X. Próximo al muelle se levantó un cobertizo ó tinglado de madera para almacén de mercancías, y se dotó al Muelle Militar de una grúa de mano para la descarga de una y media tonelada de potencial.

Utilizando después y ensanchando la base del fortín de San Luís de la Marina del lado de tierra, se habilitó otro desembarcadero, que constituyó el llamado Muelle Civil.

En el final del año 1896, se demolió el fortín y el muro, empleándose los materiales en ensanchar el perímetro ocupado por dichas obras, y convirtiéndolo en muelle de descarga, atracable por dos lados.

El muelle de Florentina fue destruido por los temporales en dicho año de 1896, y el Militar, expuesto también a su acción, tuvo varios desperfectos, reparados por la Junta de Arbitrios y conservado en condiciones de servicio.

Los diferentes proyectos del puerto
El primero fue redactado en 1835 por el Comandante de Ingenieros D. José Herrera, el que propuso las obras en el punto Norte de la plaza, arrancando de la lengua de tierra que la une con el continente, para utilizar la ensenada que allí existía, llamada de Los Galápagos; pero no estando defendido de los temporales de Levante, no se realizó dicho proyecto.

Veinte años después, en 1855, se propuso otro proyecto por la Comisión que presidió el Gobernador Sr. Buceta: En tal proyecto se proponía la construcción de un espigón de 150 varas de longitud, que, partiendo de Florentina, seguía una dirección próximamente paralela á la playa del Mantelete; más tampoco tuvo efecto.

En 1869 se redactó otro proyecto por la Comandancia de Ingenieros, proponiendo que el espigón terminara en un fuerte defensivo, calculándose su presupuesto en pesetas 978.000; y en cuatro años el tiempo de ejecución de la obra. Tampoco se hizo nada para su ejecución.

En 1893, con motivo de la agresión de las kabilas fronterizas á Melilla, se pusieron de manifiesto los inconvenientes de la carencia del puerto, pues estuvo la plaza incomunicada veintiocho días con la Península, y tuvieron que permanecer en Chafarinas los buques que transportaban víveres y municiones de guerra destinada al Ejercito de operaciones.

Muelle de Florentina año 1893

Al efecto, el General Martínez Campos dispuso la limpia del embarcadero, y que se redactase con urgencia por la Comandancia de Ingenieros el anteproyecto del puerto, y por el Ministerio de Fomento, en Real orden del mismo año, mandó al Ingeniero de caminos D. Francisco Lafarga para que estudiara también dicho anteproyecto y el plan de las obras necesarias

Al propio tiempo, la compañía Transatlántica encomendó á su Ingeniero D. Fernando de Arrigunaga la redacción de un proyecto para el puerto de Melilla, que presentó en 1894, con un presupuesto de 10 millones de pesetas, el cual no pudo ser aceptado por su elevado coste.

El plan o proyecto propuesto por el Ingeniero Sr. Lafarga, tampoco se llevó á efecto.

Aprobado por Real orden del Ministerio de la Guerra el anteproyecto de la Comandancia de Ingenieros, así como el definitivo en 1895, no se ejecutaron las obras por falta de créditos.

Dicho proyecto fue redactado por el Capitán de Ingenieros D. Vicente García del Campo, el cual estimó que en lugar de un gran puerto que no hubiera estado en armonía con la importancia de Melilla, debía construirse uno de refugio para el abrigo seguro de los buques transportes para el material de guerra y para favorecer el tráfico, insuficiente en aquella época. Como obra principal se proponía un dique que arrancara de la punta de Florentina al pie del Torreón de las Cabras, con 8,510 metros de profundidad, en dirección SE. y hasta alcanzar la longitud de 300 metros, terminando en un morro, en una sonda de 10,50 metros. No se proponía escollera alguna para el dique por el temor de que la destruyesen los temporales, y por la dificultad de hallar canteras apropiadas. Tampoco se propuso el emplear bloques artificiales por su carestía, sino sacos de hormigón de volumen de 50 á 60 metros cúbicos, conducidos y vertidos por medio de gánguiles. La anchura del dique había de ser de 10 metros en su parte superior, y adicionándole muelles metálicos en su parte interior.

Se proponía, además, otro dique de menores dimensiones que el anterior, que había de construirse por el mismo procedimiento, el cual arrancaría desde la orilla izquierda del río Oro. La duración de las obras se calculaba en cuatro años y su presupuesto en 4.819.830 pesetas. Por Último, se propuso el construir primeramente el dique de Florentina, para poder observar y estudiar después los cambios que habría de verificarse en el régimen de las corrientes y para poder fijar mejor la forma y situación del otro dique con mayor garantía de evitar los aterramientos.

Tal proyecto no pudo realizarse por no contar el ramo de Guerra con recursos suficientes para ello.

Primera acción  del Ministerio de Fomento
Hasta el año de 1901 no se ejerció acción alguna por dicho Ministerio de Fomento en las obras públicas de Melilla. En dicha época, en virtud de moción del expresado Centro, y de acuerdo con el Consejo de Obras Publicas, se expidió una Real orden al Ministerio de la Guerra para que los puertos de interés general españoles, fueran proyectados y ejecutados por los Ingenieros de caminos, canales y puertos; disponiéndose, al efecto, de acuerdo con el ramo de Guerra, que la redacción de los indicados proyectos se hicieran por Comisiones mixtas, compuestas por Ingenieros militares y por los dependientes del de Fomento.

Creación de la Junta de Obras del Puerto
El 24 de Diciembre de 1901 se aprobó el estudio realizado para proyectar dichas obras. En 28 de Abril siguiente se dispuso la creación de la Junta de Obras del Puerto de Melilla, constituyéndose la misma en 18 de Diciembre de 1902, estudiando y acordándose (en el año transcurrido) entre ambos Ministerios los medios más convenientes para el desarrollo y formación del proyecto.

Tarifas
Ordenada la formación de las tarifas de arbitrios para las obras, tanto para el comercio de importación como para el de exportación, fueron aprobadas, de acuerdo con el Ministerio de Estado, disponiéndose su aplicación por Real orden de 14 de Enero de 1903.

Obras preliminares
Propuestas por el Ingeniero Jefe de Obras públicas de la provincia de Málaga las obras Preliminares que podrían realizarse inmediatamente en el puerto de Melilla, de las comprendidas en el proyecto general que se estaba redactando, y de conformidad con el Inspector general de Caminos, Canales y Puertos, D. José García Morón, por Real decreto de 3 de Enero de 1904, acordado en Consejo de Ministros, se autorizó á la Junta de Obras del Puerto para realizar dichas obras preliminares por administración, concediéndole una subvención anual de 100.000 pesetas.

Nombramiento del Ingeniero Director
Fue nombrado para dicho cargo, por Real orden de 1º de Marzo de 1904, el Ingeniero de caminos, canales y puertos D. Manuel Becerra y Fernández.

Las antedichas obras provisionales consistían en el establecimiento, del taller de bloques artificiales para el puerto, explotación de la cantera para el mismo y construcción de un almacén.

Este mismo año de 1904 se dictaron resoluciones para la construcción del ferrocarril de la cantera del puerto, para la redacción del Reglamento, para la organización y régimen de la Junta y la remisión a la Superioridad del proyecto de las obras y su información por el Ministerio de la Guerra.

En el mismo año se devolvió dicho proyecto a la Junta para que se reformase de acuerdo con lo informado por el Consejo de Obras públicas.

Melilla 2 de mayo del año 1904. 

Primera visita del Rey y colocación de la 1ª piedra
Esta larga historia o deseo de más de tres siglos de tener un puerto que protegiera la antigua rada de la “Puerta de la Marina” comienza con la ceremonia en la tarde del día 2 de mayo de 1904, con la colocación de la primera piedra del futuro embarcadero de Punta Florentina en la que participo su Majestad D. Alfonso XIII en su primer viaje a la ciudad.

Por otra parte, la Compañía Trasatlántica encargada de la construcción del puerto desde 1907 hasta 1911 fabricó gran cantidad de bloques con el material procedente de la cantera de Horcas Coloradas cuya via empezó a estar acabada a raíz de la Campaña de 1909, es precisamente con esta campaña cuando España comienza a disponer de terrenos más allá de los límites de Melilla y la Junta Obras del Puerto a través de su ingeniero director advierte a la Compañía Trasatlántica de la existencia de una cantera mejor que estaba situada a unos 5 Km. del puerto ante las malas previsiones de la cantera de Horcas. Sin embargo, esta compañía continuaría usando la cantera de Horcas hasta la rescisión de su contrato en abril de 1911.

Cinco años más tarde de la venida del Rey, el 8 de junio de 1909, se colocó el primer bloque de 80 toneladas por medio de la grúa Titán en el dique de Florentina donde se sitúa el arranque del dique noroeste del puerto.

Colocación de Bloques por la Grúa modelo "Titán".  Melilla año 1909.

Tras la ampliación del paseo del Muro X  por el ingeniero de la Junta del Puerto D. Manuel Becerra y convertirlo en el Paseo del General Macias, la Junta de Fomento dirigida por el ministro Sr. Villanueva procedía el día 16 de diciembre de 1912 a la subasta publica para el adoquinado de los muelles, quedando el trafico rodado establecido hasta el atraque de Florentina.

Primer atraque y embarque en Florentina
Como consecuencia de esta ingente y prolongada obra, el buque hospital "Vicente Sanz" pudo atracar al dique de Florentina y embarcó convalecientes para Chafarinas, siendo el primer barco que el día 20 de junio de 1912 utilizó el muelle recién construido.

El acceso rodado a Melilla la Vieja: “La Rampa de Florentina”
Curiosamente la única zona de Melilla sin acceso rodado era el Primer recinto Fortificado, conocido como “Melilla la Vieja” o “El Pueblo”. El día 7 de agosto de1912 comenzaron las obras de acceso a la Plaza (Pueblo) mediante una rampa para coches y carros desde el dique de Florentina a lo más alto de la fortaleza.

Después de casi tres meses el 31 de octubre de 1912 El Telegrama del Rif bajo el epígrafe La rampa de Florentina comentaba la noticia de que se abrió al público la rampa que da acceso a la Plaza por Florentina…que bajo la dirección, del Ingeniero de la Junta de Arbitrio, señor Moreno Lázaro le ha construido para que puedan llegar los coches y carros, hasta la parte alta de la población.

La áspera pendiente que existía ha sido suavizada de modo considerable y la carretera que es todo lo amplia que el terreno consentía ha sido dotada de muros de defensa, quedando muy embelle­cida la parte de Florentina.


El túnel de este nombre ha sido rebajado en el piso, en su primera parte y ha desaparecido por completo en la segunda, habiendo sido el suelo adoquinado.

El vial se estableció por aquel entonces en la misma dirección de giro que las manecillas de un reloj. …Desde la salida del túnel, subiendo, vía da la vuelta al antiguo cuartel de ingenieros y pasa por junto al Teatro Alcántara a la Plaza de los Aljibes.

La rampa izquierda de la subida de Maestranza, ha sido cerrada y se ha construido una escalerilla para los transeúntes (este hecho trasformaría por completo la fachada de los aljibes y convertiría en escalera la Cuesta de las Peñuela), lo que ha sido preciso para que los carruajes tuvieran acceso, junto al edificio en que está el juzgado de guardia... del que era Juez eventual el Coronel de Infantería D. Luís Sancho Miñano. 

Como requería la ocasión el vial fue inaugurado por el general gobernador de la Plaza D. Máximo Ramos y para demostrar su accesibilidad se hicieron dos pruebas con dos automóviles que efectuaron el recorrido varias veces. Uno ocupado por Máximo Ramos, acompañado por el capitán Moreno Lázaro, y otra en el que iba el capitán jefe del servicio de automovilismo, Andrés Fernández Mulero, quien años más tarde llego a ser Comandante del cuerpo de Ingenieros, inspector de los servicios del Centro Electrotécnico en África, jefe del Servicio de Automóviles de la Comandancia y testigo presencial de la retirada entre Ben Tieb y Melilla los días 22 y 23 de julio de 1921.

Así continuó la antigua rampa convertida en cuesta de acceso a la Plaza y el vial circundante al recinto, aguantando temporales, el paso del tiempo e incluso el desplome de murallas y torreones llegando al final de siglo XX y el comienzo de la puesta en valor de sus murallas.

Cuesta de Florentina año 2002.

Subida al Primer Recinto a finales del siglo XX
La subida al Primer Recinto por la cuesta exterior de Florentina constituía un problema previo para la pretendida rehabilitación posterior del recinto a finales del siglo XX. Esta rampa se debía a un acondicionamiento realizado a principios del siglo XX por el ingeniero de la Junta de Arbitrios y colaboró con el también ingeniero José de la Gándara sobre un trazado del siglo XIX.

Era el único acceso rodado al recinto y por su angostura, exigía una gran maniobra de los vehículos además de producir un cruce con necesidad de disponer de un semáforo para regular las entradas y salidas. La rampa o cuesta, zigzagueante en su primer tramo, tenía adosado un edificio portuario de fachada porticada con arcos parabólicos. La intervención consistía en abrir el ángulo de la directriz de la cuesta, ampliando su sección y radio de giro sobre el edificio portuario, que quedaba así empotrado en el muro, bajo la rampa y con doble altura, aumentando de esta forma su superficie inicial. De esta manera se hacía posible una doble circulación de vehículos, tanto en la rampa como en el acceso al recinto, con entrada por el antiguo túnel y salida por uno nuevo construido junto al torreón de Las Cabras. Ello permitía establecer por el interior del recinto un circuito rodado continuo, pero en sentido inverso al de principios de siglo eliminando cruces e interferencias.

La solución del acceso exterior fue decisiva para poder acometer las obras interiores de rehabilitación y la integración urbana del recinto con la ciudad moderna, a través del frente portuario, mostrándonos así su aspecto actual.




jueves, 18 de octubre de 2012

Otras Miradas: sobre conservar ó abandonar los tres presidios menores



La Biblioteca Nacional de España en la celebración de su tricentenario sale al encuentro de más de una treintena de instituciones españolas comprendidas en museos nacionales y autonómicos. Manuscritos, dibujos, grabados, lienzos, mapas, fotografías y libros de la BNE recorren el país, buscan otros visitantes, otros espacios, otras miradas.

La BNE y Acción Cultural Española (AC/E) han querido que quien no pueda acercarse a la sede de la Biblioteca en Madrid pueda participar también de este acontecimiento: 300 años de historia, que es de todos los ciudadanos.

El Museo de las Peñuelas, con ocasión de la presentación del programa Biblioteca Nacional de España. Otras miradas, abre una de sus salas desde el 11 de octubre al 9 de diciembre, para acoger un texto fundamental en la historia de la ciudad, el denominado "Discurso de los brigadieres Don Pedro Lucuze y don Pedro Zermeño", que escrito en el siglo XVIII viene a defender la presencia española en Melilla.

Biblioteca Nacional de España, Mss/12667. (Artículos sobre arte militar, naval y terrestre). “Discurso de los brigadieres Don Pedro Lucuze y don Pedro Zermeño, sobre conservar ó abandonar los tres presidios menores, a 4 de marzo de 1765: Melilla, Peñón y Alhucemas”.- XVIII. -249 h. ; 20 X 15 cm.


El famoso discurso, cuyo subtitulo es "Sobre conservar ó abandonar los tres presidios menores" (1765), pertenece a los fondos de la Biblioteca Nacional de España que ha decidido prestar sus fondos a diversos museos para que los ciudadanos puedan disfrutar de esta joya artística y documental.

El discurso de dos destacados ingenieros militares, Pedro de Lucuce y el melillense Pedro Martín Zermeño, entregaron al marqués de la Mina el Discurso sobre conservar o abandonar los tres presi­dios menores de Melilla, Peñón y Alhucemas. En su informe, los dos brigadieres abogaban de forma inequívoca y razonada por la conservación de las plazas de soberanía española, espe­cialmente la ciudad de Melilla. Su argumento esencial era que los cambios en la estrategia española para el norte de África y el desarrollo de los siste­mas de fortificación habían convertido a los presidios en “plazas de armas [...] importantísimas para que el foso y frente de España esté bien defen­dido”. Además alertaban ante la posibilidad de que Marruecos o Inglaterra, presente en el cercano Gibraltar, se instalaran en las plazas aban­donadas, amenazando los intereses españoles en la región. 

El Marqués de la Mina realizó a su vez otro informe dirigido al marqués de Esquilache en el que insistía en el abandono de la plaza norteafricana  sin duda el dictamen emitido en el discurso de Lucuce y Zermeño, quienes valoraban tanto el emplazamiento de Melilla como las obras de fortificación que se habían llevado a cabo en el último siglo, resultó fundamental para que la plaza continuase bajo soberanía española y se abandonase la posibilidad de su demolición.

lunes, 8 de octubre de 2012

Itinerario Poético por Melilla la Vieja



Desde la pasada primavera el primer recinto fortificado de Melilla “El Pueblo” propaga en sus lienzos un recorrido bucólico que comienza o termina, según se ande o desande a los pies del torreón de las Cabras y desciende por la puerta de la Marina. Si se elige el  torreón, a sus pies encontraremos a Pío Gómez Nisa, con su poema A Melilla. 1951 (1).

En mitos brotarías y amapolas
como un iris frutal, como un venero,
ciudad de amurallado praderío,
andaluza Melilla entre las olas,
al cuidado de mí, tu jardinero.

Al elevarnos por su interior, en la salida nos encontraremos con Josela Maturana en su poesía La Distancia. 1999 (2).

Yo tengo una patria del corazón en la cintura
donde la infancia es una palabra poderosa,
y el idioma no cesa su rayo en el oído…
…Regresaré a la ciudad donde vivía,
la ciudad de murallas y espigones de sueños

Dirigiéndonos al norte, al faro y frente a él en la fachada este del Hospital del Rey nos espera Jacinto López Gorgé con su verso Recordando aquella playa. 1948 (3).

Melilla sol de Agosto. La mañana
llega a mí como un viento repentino
el viento tan remoto y tan marino
de aquella playa ardiente y africana.
Era la de los Cárabos, la hermana…

A la vuelta de la esquina norte del Hospital del Rey nos recibe Antonio Abad con su oda Ciudad de esperanza. 1997 (4).

Llego de la heredada, a ti, desnudo,
con la raíz más honda y vendimiada.
Llego piedra de ti, cansado y mudo
besándote en el aire la mirada.
Llego como la luz clara del día,…

Ana Riaño nos aguarda en lo más alto, en el Baluarte del Caballero de la Concepción con su elegía Ciudad-Herencia. 1986 (5).

…arenas como versos
que a tus costados sueña de la mar
la tierra prolongada.
Soy quien en ti nací
y en tus aljibes tuve el alimento.

Bajando por la cuesta de la Concepción a la calle de la iglesia, Encarna León nos espera a la puerta de su casa de la calle de Miguel Acosta, donde nos recibe su inspiración, Como paloma ardiente. 1998 (6).

El parque en su armonía,
el puerto alimentado de corales,
la virgen presidía
alegres ventanales
en murallas bañadas a raudales.

En la misma calle, a la puerta del antiguo conventico que da acceso a las cuevas, encontramos a Francisco Salgueiro con su trova Aquí la fe de España. 1960 (7).

Aquí el aire, tal mano rumorosa,
acaricia la piedra en armonía
y ciñe la campana, como haría
con el tallo dormido de una rosa.
…Aquí la fe de España está arraigada…

Trasversal a la calle de la iglesia, frente al conventico encontramos la calle Alta y al final de esta, con un giro a la derecha damos con la plaza de Dª. Adriana que desciende a la calle Ledesma en la que nació Fernando Arrabal y en ella se plasma su balada de Baal babilonia. 1977 (8).

Un hombre enterró mis pies en
la arena. Era en la playa de Melilla.
Recuerdo sus manos junto a mis
piernas y la arena de la playa.
Aquel día hacia sol, lo recuerdo…

Descendiendo por la escalera de las Peñuelas, que baja a los aljibes, nos reclama Juan guerrero Zamora, con su elegía a Melilla sola. 1994 (9). 

Ven a mi vera, rifeño,
y siente a la sombra del agua
entre sillares de este aljibe secreto.
…Esta ciudad, amigo, está firmada
y le debes respeto…

Si nos dirigimos al oeste a la capilla de Santiago y en su puerta sobre la plaza de la Avanzadilla, Miguel Fernández nos acoge con su himno Canto a Melilla. 1968 (10).

Canto tu Valerosa,
tu humanitaria estirpe, la semilla
Caritativa Rosa
de aquel niño en la orilla
que soñando en amor, contó en Melilla.

Desandando el camino, bajando por el túnel de la Marina y en el torreón de la Cal, Carmen Conde nos glosa a Melilla, ciudad de mi infancia. 1966 (11).

Y te veré si dios me otorga que regrese.
¡Oh mi ciudad de infancia, mi Melilla primera,
oh mis casas pequeñas, cómo os amo, y sueño
tener otra casita a la mar asomada,
porque la mar me lleva y me trae en tu furia!

Pío Gómez Nisa nos sale al encuentro en la puerta de la Marina para recordarnos que (12)…

“Para pasar esta puerta, transformad el atavío,
para atravesar las calles, dominad todos los gritos,
para comprender su altura, asomaos al vacío.
Envolviendo la mirada en algodón y sigilo,
Melilla la Vieja duerme, estacionada en los siglos...”

En definitiva una docena de poemas que podrán disfrutar, o no en sus recorridos por “Melilla la Vieja”.

domingo, 7 de octubre de 2012

“Melilla y el Islamismo. Luces y Sombras”


Manuel Llamas Fernández (1959), Doctor Cum Laude por la UNED nos muestra en quinientas veintiseis paginas una versión adaptada de su tesis a este libro, publicado con el apoyo del Instituto de las Culturas de Melilla y difundido de la editorial Atanor en su colección “Documentos”. Este licenciado en Derecho y Criminología por la Universidad Autónoma de Madrid, que además de Máster Ejecutivo en seguridad global por la Universidad Europea es Teniente Coronel de la Guardia Civil, prestó sus servicios en la Ciudad Autónoma de Melilla entre los años 2000 y 2006, estando al frente del dispositivo durante la denominada "crisis de las alambradas".

Nos cuenta en este libro cómo con la experiencia española en el norte de África a través de las dos Ciudades Autónomas, nuestro país se ha adelantado en la búsqueda de fórmulas de convivencia; fórmulas en cuya búsqueda serían referencia la organización y vertebración, tanto en el terreno político como en el religioso, de las comunidades musulmanas de ambas ciudades,  mientras que otros, sin embargo, ven en éstas un icono del salafismo que llama a la yihad contra ellas, contra España y contra todo Occidente.

Esta obra cuenta con un prólogo de Javier Gómez Bermúdez, magistrado presidente de la Sala de lo Penal de la Audiencia Naciona.

Atanor Ediciones: ...Veinticinco años después de la normalización (documentación) de la Comunidad Musulmana de Melilla, creemos que la ciudad en su conjunto tiene el suficiente recorrido como para evaluar el posicionamiento de la CMM ante el tsunami islamizante que se está viviendo en el orbe musulmán en el último cuarto de siglo. Una experiencia que, no hay duda, destila enseñanzas, en todos los sentidos...