viernes, 30 de octubre de 2009

ESTAMPAS MELILLENSES

Estimados lectores dentro de las secciones  que nos proporciona nuestro Presidente Honorario y Fundador de esta Asociación D. Francisco Saro Gandarillas abrimos una nueva serie que llamaremos ESTAMPAS MELILLENSES, en las que aparecerá una foto con su texto aclaratorio adjunto, creándose así un álbum de estampas melillenses.

sábado, 17 de octubre de 2009

HERÁLDICA DEL APELLIDO MELILLA

Por: Miguel Villalba

Existe una heráldica del apellido Melilla hasta ahora desconocida que ha llegado prácticamente a nuestros días. Se trata del escudo de armas concedido a Andrés de Melilla el 6 de mayo de 1509. Andrés de Melilla fue un musulmán, alguacil de Melilla, que junto a su hermano Lorenzo, en palabras del Conde de Tendilla "dieron y entregaron la ciudad de Melilla" (1) a los Reyes Católicos. Al convertirse al cristianismo en 1500 ambos hermanos adoptaron el apellido de la ciudad entregada. Años después, el rey D. Fernando concedió a Andrés un escudo de armas, junto a la consideración de hijodalgo, para premiar los servicios realizados en la ciudad donde habían muerto sus padres, hermano y familiares cercanos. La merced era extensiva a sus descendientes y sucesores, con autorización para poder usar, él y sus herederos, “un escudo de armas abierto que llevara por armas dos leones, un castillo y cinco llaves". Desde entonces todos los descendientes de Andrés de Melilla tuvieron que reclamar a lo largo de varios siglos en los tribunales de justicia españoles para que se le reconociera su hidalguía, ganando cuantos pleitos presentaron en las audiencias.





Escudo de los Melilla 

Las armas otorgadas a los Melilla se llaman de concesión u adopción, pues contienen en parte o en su totalidad las piezas de las armas de sus soberanos (el castillo y los leones).

Normalmente estas piezas eran concedidas por los monarcas en recompensa de algún importante servicio o alguna acción gloriosa.

 


Dibujo del Escudo Melilla

El escudo de la ilustración, en blanco y negro, aparece dibujado en una carta de confirmación de mercedes a Juan de Melilla, nieto de Andrés, el alguacil de Melilla, en 1568, conservada en el Archivo General de Simancas (2). En el archivo del marqués de Torrelaguna, depositado en la Sección Nobleza del Archivo Histórico Nacional, se encuentra un pleito presentado por Juan López de Melilla en la Real Audiencia de Sevilla en 1798 (3). La documentación conservada lleva un blasón dibujado a color en la portada del expediente, donde podemos apreciar un escudo cortado, presentado en el primer cuartel en campo de plata una torre de oro almenada de tres, sostenida por dos leones rampantes, también en oro y en el segundo cuartel en campo de plata cinco llaves de oro.

Teniendo en cuenta la fecha de concesión del documento (1509), podríamos interpretar que el castillo representa la fortaleza de Melilla. Los leones rampantes a ambos lados del mismo simbolizarían la corona de Castilla sosteniendo la ciudad. Y las llaves, que significan reposo, tranquilidad y seguridad, indicarían las cinco puertas abiertas, de otras tantas ciudades norteafricanas, que se tomaron por mediación del alguacil.

Sabemos que antes de la fecha de concesión del escudo de armas se habían tomado, entregado o conquistado, por orden cronológico: Melilla (17 septiembre de 1497), la isla de los Gelbes o Djerba (8128 de septiembre de 1497), Mazalquivir (13 de septiembre de 1505), Cazaza (24 de abril de 1506) y Vélez de la Gomera (23 julio de 1508).
 

(1) SZMOLKA CLARES, JOSE. Epistolario del Conde Tendilla (1504-1506). Universidad de Granada. 1996.


(2) AGS. EMR. MP. Legajo 386. Doc. 97. 

(3) E S . 4 1 1 6 8 . S N A H N / 1 . 1 0 2 . 2 8 . 1 . 9 / / TORRELAGUNA,C.471,D.2.

domingo, 11 de octubre de 2009

LOS FERROCARRILES EN LOS PROTECTORADOS Y COLONIAS ESPAÑOLAS EN ÁFRICA

Trabaja literario de Joan Alberich González y José Manuel Vidal Pérez dedicado a los ferrocarriles de las antiguas colonias españolas en el continente africano, que permanecer esquematizado en una página web, vio la luz en forma de libro en el año 2004.


El libro se divide en tres partes. La primera de ellas, la más extensa, comprende todas las redes y ferrocarriles del antiguo protectorado español en Marruecos, con especial atención a la Compañía Española de las Minas del Rif. El capítulo examina al detalle los ferrocarriles del entorno de Melilla, los que desde Ceuta se adentraban en el continente hacia el sur, las peculiares líneas del Tractocarril, así como un repaso a la actualidad del ferrocarril marroquí, claramente influenciado por el ferrocarril francés. Completa esta parte un estudio de las líneas de tranvía de Melilla y Ceuta, y los proyectos de ferrocarriles que no llegaron a ver la luz.


La segunda parte aborda el sueño de unir ferroviaria España (Y por consiguiente Europa) con el continente Africano, con el objetivo de enlazar todas las colonias europeas en este continente con los países colonizadores. De esta forma, se suceden las explicaciones a los distintos proyectos a lo largo de las últimas décadas para realizar esta conexión a través del estrecho de Gibraltar, así como las grandes apuestas por la construcción de ferrocarriles transafricanos.

La última parte se encarga de los sistemas de transporte ferroviario en las otras colonias españolas del continente africano. Así, aparecen los ferrocarriles de Guinea Ecuatorial y de la región de Ifni.

domingo, 4 de octubre de 2009

ESPAÑA Y LA APERTURA DE LA CUESTIÓN MARROQUÍ (1897-1904).

El trabajo de Francisco Manuel Pastor Garrigues presentado como Tesis Doctoral en Valencia el día 20 de Setiembre de 2005 y publicado en 2006 por la universidad Valencia, se encuentra enmarcado en la Historia de la Diplomacia de la España Contemporánea en un período que abarcaría los años 1895-1902 en las relaciones hispano-marroquíes. Se trata de una etapa en que se desarrollaba el proceso definitivo de imbricación de España en la cuestión de Marruecos, marcado de algunas de las crisis que jalonan el panorama de las tensiones internacionales en la década anterior a la I Guerra Mundial.

jueves, 1 de octubre de 2009

ENRIQUE NIETO Y NIETO: CENTENARIO DE UN ARQUITECTO

En la sala de exposiciones de UNED se inaugura el día 1 a las 19,30 h. la exposición "Enrique Nieto y Nieto: Centenario de un Arquitecto”.

Enrique Nieto: (1880-1954) finalizó sus estudios en la Escuela de Arquitectura de Barcelona en 1906, colaborando con Gaudí antes de su marcha a Mellilla. La ciudad había sufrido trascendentales reformas entre 1893, final de la “Guerra de Maragallo”, y principios del siglo XX, propiciando un gran auge económico que estaba estrechamente unido a la actividad de compañías mineras del Rif. Estos cambios dieron como resultado la ampliación del puerto, el trazado de la vía férrea que enlazaba la ciudad con las minas, la reforma de la Junta de Arbitrios (1902) y la creación de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación (1906). La pujanza económica junto con un aumento de la población, convirtió a la ciudad en el principal núcleo del Protectorado Español en Marruecos y la dotó de un increíble potencial. Esta fue la ciudad que recibió a Enrique Nieto a su llegada en mayo de 1909. Su implicación en el desarrollo urbano de la ciudad supuso el inicio de una gran etapa en la obra del arquitecto, que daría como resultado la incorporación de las primeras formas modernistas en Melilla. En un principio, sin embargo, la actividad de Nieto no supuso modificación alguna al proyecto de ensanche de la ciudad, muy ligado a las necesidades militares de la ciudad, comenzado en 1880 y que prácticamente estaba terminado a la llegada del arquitecto barcelonés.

Durante los primeros seis meses en Melilla, Nieto tuvo que anunciarse en periódicos como el Telegrama del Rif, ofreciendo sus servicios como arquitecto. Poco después, en diciembre de diciembre de 1910 firma su primer proyecto que sería conocido comercialmente como “Confitería El Gurugú”. A partir de ahí, su actividad se incrementa, realizando los proyectos de las sedes del Casino Español (1911), el Telegrama del Rif (1912) la Cámara de Comercio (1913). Un edificio fudamental de esta época es la Casa Tortosa, proyectada originalmente como economato militar del arquitecto Alejandro Rodríguez Borlado y que sería modificada por Enrique Nieto en 1914, siendo uno de sus mejores trabajos, y dando como resultado una obra cumbre del modernismo melillense. Otra obra a destacar resultaría del contrato firmado para la construcción de diversas casas entre David J. Melul y la Sociedad Española de Estudio y Construcciones, un poderoso grupo financiero. El resultado directo es la edificación de la llamada Casa Melul (1915-1917).

Desde su llega a Melilla, Nieto tuvo problemas de competencias con los arquitectos militares, por lo que se planteó varias veces abandonar la ciudad para obtener un puesto fijo en un organismo oficial. Durante la década de los años veinte concursó para distintas plazas de Arquitecto Municipal en la Península, pero no fue hasta septiembre de 1930 cuando consigue, aunque de forma interina, la plaza de Arquitecto Municipal de Melilla, haciendo que piense ahora en la ciudad como su residencia permanente. Un mes de después de este nombramiento, inicia el proyecto de una casa de la que además es propietario, la llamada Casa de Enrique Nieto, que enlaza estilísticamente con sus diseños anteriores y donde fijará su residencia definitiva. Entre sus proyectos particulares destaca la llamada Casa de Vicente Martínez (1931), mientras que como Arquitecto Municipal realizará labores de saneamiento y recreo de la ciudad, culminando con el proyecto de la Casa Municipal (1933).