Publicado por Jesús Miguel Sáez Cazorla en Akros nº 07. Enero
2008.
Resumen: Nos vamos a
ocupar de uno de los cuatro recintos fortificados que forman la parte antigua
de la ciudad: el cuarto y último, tal vez porque ha sido hasta ahora uno de los
más olvidados y degradados del conjunto. Realizando un breve análisis de éste
con sus proyectos y, en segundo lugar, una descripción de los elementos que lo
componen.
Abstract: We will look at
one of the four fortified areas forming the old city; more specifically, the
fourth and last, perhaps because, until now, it has been the most forgotten and
badly maintained of them all. A brief analysis of it will be made, along with
the projects planned, to then go on to describe each of its elements.
Espacio geográfico
Lo que conocemos hoy como Recintos Históricos Fortificados de “Melilla la Vieja”, es
una parte menguada de lo que fueran los límites históricos de “Rusadír” o “Metagoníun”,
demarcaciones ambas de ámbitos de mayor extensión que la actual ciudad, y
coincidiendo en parte con la antigua ciudad medieval 1.
Esta zona geográfica es la más
mencionada, después de Ceuta, en las descripciones geográficas medievales de la
costa africana del Mar de Alborán, entre el Estrecho y el río Muluya.
El espacio de la Alcazaba o Cuarto
Recinto Fortificado se extiende sobre el continente, en la costa de levante de
la península de Tres Forcas o Kelaya 2. Este recinto coincide en parte con los arrabales
medievales situados alrededor de la Medina o “Alafia” (Segundo y Tercer Recinto), unida a la zona portuaria
del promontorio (Primer recinto) 3.
Su forma es la de una base inclinada
muy irregular de caliza y arenisca muy disgregada, que al ser circundada por el
mar al Este aumenta la descomposición de las rocas, presentando como punto de
inflexión el espolón rocoso (Primer Recinto) de la costa, que separa su frente
Norte con perfil acantilado de las playas arenosas suavizadas al Sur (Fig. 1).
Fig. 1:
Recintos Fortificados de Melilla año 1849.
Este frente de tierra muestra una
ligera inclinación Norte-Sur, desde la altura del “Cubo” al Norte con 50 m de
cota a la ensenada de los Galápagos con 15,87 m al Norte, o los 6,68 m en la
playa, hoy Plaza de los Carros, e incluso 2,51 m en el actual Mantelete al Sur.
El Cuarto Recinto queda circundado
actualmente por la línea fortificada que une los siguientes elementos: de
Noreste a Suroeste, Foso de Cortadura, Fuerte del Rosario, Victoria Grande,
Victoria Chica, con fosos y camino de ronda, el antigua cuartel de África 68 o
Comisión de Límites (Topográfica), Aportadero de la Plataforma, muro
aspillerado de cierre con San Carlos, Fuerte de San Carlos, cortina aspillerada
hasta el Rastrillo de Espadas, parte de la Contraescarpa del Fuerte de San
Miguel, enlazando por el Este con el camino cubierto hacia el baluarte de San
Fernando (antigua Jefatura de Aviación). De Sur a Norte, siguiendo la línea del
foso de los Carneros, puente de la Alcazaba o de la Alafia y resto de murallas
hasta encontrarse de nuevo con la Cortadura 4.
Antecedentes medievales: “La Alcazaba”
Es la parte de las fortificaciones
melillenses perteneciente a las defensas de la población medieval y que
vigilaba los arrabales circundantes a la Alafia o también Villa Vieja a partir
del inicio del siglo XVI, como contraposición a la Villa Nueva o Primer Recinto
que entonces se edificaba sobre el peñasco Rocoso 5.
Antecedentes renacentistas
El entorno de esta época quedaba
custodiado por un rosario de fuertes exteriores o de Albarranas que defendían
las alturas y protegían los huertos del río al sur. De esta obra tardogótica o
renacentista construida entre los siglos XV y XVI se podría decir, que sólo nos es
visible el Primer Recinto amurallado de Melilla con sus lógicas trasformaciones
temporales 6.
Siglo XV
En el año de 1498 según alarde
realizado por Juan de Benavides y Luis Méndez de Figueredo 7, se hace en el Sur de la Alafia un
arco de 3,35 m de hueco y otro tanto de alto donde se ha de hacer la torre
grande, que separará la Alcazaba de la vega o posterior Mantelete.
Siglo XVI
A partir de 1571 se van a construir una
serie de fuertes exteriores a la Plaza que alejaban en todo lo posible el
alcance de la nueva artillería 8 ofensiva de los dos recintos
amurallados; la Villa Nueva, hoy Primer Recinto, y la Alafia o Villa Vieja, tal
y como se muestra en el plano de Heredia de 1604 9, donde estaba la “Puerta para salir al campo”, que a través de un puente daba al “camino de los fuertes”. Junto a ella existía una torre construida
en 1564, que con el tiempo se llamaría Quemada y terminaría siendo una media
luna.
Antecedentes modernos
Podemos dividir este período en dos
etapas, las obras barrocas construidas en el siglo XVII, y las obras
neoclásicas construidas en la primera mitad del siglo XVIII, el llamado Siglo de Oro de las fortificaciones melillenses. La construcción de
este renovado frente de tierra se haría utilizando y simplificando técnicas
influenciadas por el sistema puesto en práctica por el ingeniero francés
Sebastián le Preste de Vauban.
Siglo XVII
En este período tras firmar Tratados de
Paz con los Pueblos de Kelaya 10, se asientan en el exterior de la Plaza fuertes como el de San Pedro de la
Albarrana, Santo Tomás de la Cantera, el renovado de Santiago, San Francisco,
San Lorenzo, San Marcos..., situados en las distintas colinas, alejados un
kilómetro y medio de la fortaleza. Como contrapartida los fronterizos desde
cuatro leguas (16 Km) a la redonda podían comerciar y tomar asilo en Melilla.
Esta política de vasallaje se apagó con la aparición de una nueva dinastía en Fez, la Alauita.
Por esta razón el gobernador Velásquez
y Angulo reparó las murallas de la Villa Vieja entre 1656-1659, y Osorio
Astorga realizó lo mismo entre 1669-1672, así como Frías posteriormente. Estas
obras no ocultaban una realidad: las murallas medievales de la Alafia no
estaban preparadas para soportar la presión de un ejército moderno. Para esto
el ingeniero Octavio Meni, recomienda limpiar los fosos, excavar fosos nuevos
en las puertas que no los tuvieran y hacer levadizos los puentes para resistir
en caso de ataque 11.
Como consecuencia se ve la necesidad de
reforzar las defensas, ahondado el foso de la Alafia, dejando penetrar el mar
por él hasta lo que es hoy su actual puerta de entrada. Toscano lo acabó en
1681 dándole 18 m de profundidad para comunicar el mar por sus extremos.
Frías, en 1677, anuncia la necesidad de
construir delante de la puerta para salir al campo una Media luna, obra
defensiva que se inicia en 1689 12.
El 20 de octubre de 1690 Bernabé Ramos
de Miranda delineó un nuevo foso en mitad de la Alafia (el Hornabeque) con sus
murallas y un nuevo concepto de torre, el baluarte. Se abrió a fuerza de pico
en 1691, de ciento cincuenta pies de ancho y cien en los ángulos (135 y 90 m).
En él existen ocho cuevas a prueba de bombas excavadas en 1697 y el pozo del
manantial que surtía a la Plaza mucho antes de la Melilla española.
En la “Planta de la plaza de Melilla como está el primero de
febrero de 1699...”, de Alfonso Díez de Anes, la obra de mayor envergadura es el Hornabeque. Con esta obra
se empiezan a definir el Segundo Recinto y
el Tercero, apareciendo un nuevo foso
entre los dos ya existentes, el de Santiago al Este y el de los Carneros
al Oeste (Fig. 2).
Fig. 2: “Planta de la Plaza de Melilla como
está el primero de febrero de 1699”. Alfonso Díez de Anes, 3 de febrero de 1669
(copia Aparici, de 19 de agosto de 1853), 48,5 x 35,5 cm., escala gráfica de
400 pies geométricos, SHM. C. Aparici nº 282.
Del nuevo foso señaladas con el número
8 y pintadas de rojo en el plano, parten las entradas a las “minas, contraminas y demás obras que hay debajo de tierra”.
Aparece reflejado también, señalado con
la letra “P” el “Fuerte de San José”, elemento vinculante entre el Segundo,
Tercer y Cuarto Recinto, que fue el enclave de la torre ochavada de la antigua
Cerca de la Alafia.
En su interior conserva las más
antiguas galerías de minas de la ciudad, excavadas en la roca enlazando entre
sí unos huecos en forma de taza invertida, de unos tres metros de diámetro por
tres metros de altura, que probablemente fueron utilizados como silos o
almacenes de grano en la antigüedad y que se reparten por todo el Cuarto
Recinto y el declive Oeste de la altura de la Alcazaba o “Ataque Seco” 13.
Según el plano de Alfonso Díez de Anes,
destacadas en rojo y situadas en la contraescarpa del camino de ronda del foso
o cava de los Carneros, salen ya las nuevas galerías de comunicación con los
números 10 y 11, hacia el Norte en dirección a la altura del Cubo, donde con
toda probabilidad estuvo situada la antigua “Alcazaba”, como así nos indica su
topónimo.
Antecedentes del Cuarto Recinto: “El Fuerte de Santiago”
Los primeros antecedentes del Cuarto
Recinto empiezan con la transformación de la contraescarpa
de la Alafia (Fig. 3), al intentar modernizar el frente de
tierra en un frente abaluartado en corona. Esta
transformación empieza con la media luna situada
al Sur junto a la puerta apoyándose en el Baluarte de San José y continuando con las galerías de minas que se comunican con el nuevo Fuerte de Santiago de la Alcazaba, a modo de revellín o lengua de sierpes al
Norte 14.
Fig. 3: “Proyecto de reforma de las murallas
de la Alafia en 1699”. Alfonso Díez de Anes, 3 de febrero de 1669 (copia
Aparici, de 19 de agosto de 1853), 35,5 x 48,5 cm., escala gráfica de 200
(¿pies geométricos?), SHM. C. Aparici nº 285.
Estos elementos condicionarán durante
los siglos XVII y XVIII la superficie comprendida entre la costa y a la altura
del Cubo conocida como la “Alcazaba”.
Desde la altura del Cubo, al Norte, el
atacante podía batir fácilmente la ciudad, es por esto que comienza a
plantearse una nueva línea defensiva que proporcionase un margen de seguridad
al núcleo principal; nace así el Cuarto Recinto, ocupando la referida altura.
Con anterioridad a estas fechas se
habían materializado dos intentos por ocupar posiciones periféricas a la Plaza:
el fuerte de Santiago y el de San Miguel que se construyen desde 1703 en la
zona llana de los huertos, de piedra y barro 15.
Primera mitad del siglo XVIII
La construcción de este renovado frente
de tierra se haría utilizando y simplificando técnicas aprendidas en la llamada
escuela española de fortificación de los Países Bajos, influenciada por el
sistema de Vauban. La forma de hacer estas fortificaciones en Melilla es la
misma que la empleada entonces en las plazas de Europa y América.
Desde 1719 el gobernador Alonso Guevara
Vasconcellos activa todos los trabajos, y con la ayuda de Juan Martín Zermeño
reforma todo. El antiguo “Hornabeque”, presenta ahora un frente abaluartado
escalonado en terrazas a modo de las fortificaciones italianas. Todo el
circuito exterior de la Alafia, es reconfigurado definitivamente en un frente
en corona abaluartado presidido por el baluarte de San Fernando (1721-1722) 16, situado en el lugar donde estaba la
antigua puerta del Campo y la Torre Quemada. Con ello quedaba finalizada la
sólida corona abaluartada que desde entonces recibe el nombre de Tercer
Recinto.
En el en plano de Melilla de 1729 (Fig.
4) del proyecto para la terminación del frente abaluartado del Tercer Recinto
de Melilla, en su extremo Norte, que se exhibe en el Museo de Melilla y que es
copia del original de Comandancia de Obras de Melilla 17. Podemos apreciar aun mejor las reformas
pretendidas en el camino de ronda de la contra escarpa, designadas con la letra
“T”, e incluso la ampliación del foso con el nuevo baluarte pretendido
señalados con el numero “3”, obra que no se realizo.
Fig. 4: Proyecto de 1729 para la terminación
del frente del Tercer Recinto de Melilla. Museo de Melilla.
Destacar del plano como se aprecian las
numerosas aspilleras del Fuerte de Santiago de la Alcazaba con la letra “Q”, o
las de la falsabraga.
Estos baluartes se complementaban al
sur con un sistema de lunetas que defendían el ángulo flanqueado de sus caras:
San Felipe y Santa Isabel.
Perdidos los fuertes exteriores y
concluidos los trabajos de transformación del Segundo y Tercer Recinto, se
plantea en serio la fortificación permanente de la Altura del Cubo 18.
Es en esta época cuando el Cuarto
Recinto será construido por completo, cerrándose definitivamente a mitad del
siglo XVIII con ampliaciones de terrenos ganados al mar en el siglo XIX.
Para evitar el problemático cerro, que
dominaba perfectamente la ciudad, es ocupada su altura por el gobernador Antonio
Villalba y Angulo en 1734 y comienzan los trabajos para fortificarlo 19.
Al primer fuerte provisional de la
Altura del Cubo, le suceden cronológicamente los de Victoria Chica, Victoria Grande
y Rosario. Todos ellos, junto a la torre de Santa Lucía, dominando y
flanqueando esta posición del norte que será la piedra angular de todos los
ataques a Melilla 20.
Al mismo tiempo, Juan Martín Zermeño,
en 1734 reconstruye el fuerte de San Miguel de forma más sólida al Sur.
Cerca de él y al Sureste se levantó una
torre troncocónica, semejante a la de Santa Lucía, llamada de Santa Bárbara, y
en 1750 el muro que une ambas posiciones.
Es a partir de la dependencia militar
de Melilla 21 del Capitán General de la Costa de Granada y la
pérdida de vinculación directa de la Secretaría del Rey 22 cuando se consolida y se ponen a prueba estas
defensas.
En la línea defensiva entre Victoria
Chica y San Miguel, se construye un fuerte en 1759, San Carlos, potenciando y
acortando sus distancias para el flanqueo de artillería entre ellos. Todos
estos fuertes estaban preparados para resistir la artillería presentando en sus
interiores bóvedas a prueba de bomba, que servían como almacenes de materiales
o de pólvora.
Los fuertes comunican de Oeste a Este
con el camino de ronda de los Carneros mediante caminos cubiertos parapetados y
sobre elevados como el de San Miguel, San Carlos, las Victoria y el Rosario,
consolidando el recinto en cuatro zonas: las de altura, que será conocida como
Alcazaba y Explanada, y las llanas de huertas como Mantelete.
Melilla tenía por entonces 97 casas, de
las que 11 eran propiedad del Rey, 24 cuevas y 42 huertas, para una población
de 1.404 personas y 114 familias.
Segunda mitad del siglo XVIII
Es en esta última mitad del siglo XVIII
cuando se consolida y se cierra el Frente Aspillerado del Cuarto Recinto hasta
la Torre de Santa Bárbara en su extremo Sur, mostrando su eficacia en el asedio
que sufrió entre 1774 y 1775, en el que 3.609 defensores con 165 piezas de
artillería, se enfrentaron con 40.000 atacantes, utilizaron la de guerra de
minas y contaban con modernos sistemas artilleros, que llegaron a realizar
contra la plaza 11.368 descargas. Con el resultado de vencer la fortificación a
la poliorcética, sacrificando por parte de los defensores a 117 muertos y 509
heridos 23.
Fig. 5: Plano de la Plaza de Melilla.
Melilla, 22 de octubre de 1783, sin autor, escala gráfica de 200 varas
castellanas, Museo de Melilla.
En este plano (Fig. 5), dibujado en
1783, se aprecian los ataques, las minas y el Cuarto Recinto, realidad
consolidada al unir los fuertes con cortinas aspilleradas.
La modificación más importante en este
plano son las aparecidas en la zona de la Alcazaba, que desde el foso de los
Carneros y las canteras dibujado con el número “15”, continúa defendida por sus
elementos: 13, Fuerte Antiguo de Santiago. 14, Camino cubierto para los fuertes
exteriores (las Victorias). 16, Garitote o cuerpos de guardias y salidas del
campo. 17, Muro elevado que comprende andén y parapeto atronerado para fusil y
sirve para cubrirse de los ataques de la Puntilla, la Alcazaba y cantera
(camino del Rosario). 18, corte a plomo hasta el sitio de la Alcazaba. 19,
Terreno llano nombrado Alcazaba. 20, cortadura pendiente hasta el mar. 21,
Fuerte del Rosario con estacada doble en el camino cubierto. …
Esta prueba de fuego y consolidación
total de las fortificaciones melillenses (1775-1796) conlleva a España a firmar
tratados de paz y amistad por todo el Mediterráneo: Marruecos 1779, 1780;
Turquía y Argel 1786; Trípoli; e incluso el 26 de marzo de 1782 se firmo un
armisticio entre Melilla y las cábilas de Kelaya 24.
Siglo XIX
La falta de medios económicos supuso
que en este período las obras realizadas en el Cuarto Recinto Fortificado de Melilla
fueran de poca entidad, salvo los refuerzo de la zona del río; gracias a ello,
no se alteró demasiado el legado de los siglos anteriores.
En la segunda mitad del XIX, la
población había crecido y era urgente la construcción de cuarteles y de casas.
Se optó por hacer edificios de bajo coste, barracones provisionales, que
cubrieran las necesidades del momento 25.
Construcciones en la Alcazaba y Mantelete
Después del tratado de 1862, con la
demarcación de los nuevos límites de Melilla, la ciudad va recuperando con los nuevos
fuertes exteriores la soberanía alcanzado el siglo XVII. Al mismo tiempo, este
hecho propicia el crecimiento de la nueva ciudad; cuando la zona antigua
amurallada del Primer Recinto se satura, y tiene que recurrirse al espacio libre
que queda en el Cuarto (Alcazaba y Mantelete), naciendo una serie de barracas y
cuarteles que ocupan cualquier espacio disponible entre las fortificaciones.
Cuando el aumento de población no puede
acogerse en los cuatro recintos, se crearán los primeros barrios extramuros.
Demoliciones para la expansión de la nueva ciudad en el siglo XX y
proyectos posteriores
En este siglo, la nueva ciudad
sacrifica parcialmente las ya inoperantes murallas del llano. La expansión
urbana va dando al traste con todas las fortificaciones externas del Mantelete,
pues esta zona será la elegida para la construcción del nuevo centro y núcleo
de la ciudad moderna.
Por R. O. de 3 de junio de 1865, se
ordenaba la ejecución de nuevo “Proyecto de ensanche y mejora de las
fortificaciones y población de Melilla, que firma dos años más tarde el capitán
ingeniero D. Francisco Roldán y Vizcaíno.
Por fortuna se respetaron los tres
primeros recintos amurallados, y el cuarto desde San Miguel hacia la altura del
Cubo, comprendiendo la Alcazaba y Explanadas, dándose la nueva alineación de
casas en el Mantelete interior.
Siglo XX
Resaltaremos por los proyectos sobre el
lugar, que afectaron, o pudieron variar la morfología del recinto.
En el llamado Balcón del Mediterráneo, recogido
en un Proyecto de Ordenación de Melilla de 1.946, se expone la idea de instalar
unas pérgolas y miradores sobre los acantilados, para embellecer el entorno, pero
nunca se llevó a efecto 26.
Posterior es el proyecto de carretera sobre
la Alcazaba, 1973. Éste; independientemente de sus logros, supuso la
eliminación de una barriada marginal, y el derribo del cierre aspillerado con
el Rosario, murallas, torreones y cuerpo de guardia de Santiago.
Siglo XXI
Se trata por último de los proyectos a
llevar a cabo, en los términos en que fueron inicialmente concebidos por las intervenciones
contempladas en el P.E.R.I. de los Cuatro Recintos Fortificados.
Proyecto básico de restauración y rehabilitación del Camino Cubierto y
Rastrillo de Espadas en la carretera de la Alcazaba.
El proyecto tiene una doble pretensión
inicial, por un lado revitalizar la zona urbana degradada por los edificios colindantes
y por otro restaurar y rehabilitar las ruinas existentes para preservar el
patrimonio arquitectónico. Se crean rampas escalonadas y escaleras además de
muros con vegetación, para salvar los desniveles existentes y así integrarlas con
el área circundante. Se pondrán en evidencia los restos auténticos
diferenciándolos con las partes restauradas. Los materiales empleados serán muy
parecidos a los utilizados en la restauración de los otros recintos.
Recuperando las formas y colores originales, evitando en lo posible la
reconstrucción de volúmenes o la protección con productos de distinto color, composición
o textura. Por ello se pretende recuperar la memoria histórica del lugar
mediante las siguientes ideas 27:
Reconstruir el Camino Cubierto, a
partir de las trazas de sus ruinas, convirtiéndose en el eje aglutinador de
toda la intervención, marcando una clara directriz.
Redescubrir el Cuarto Recinto para la
ciudad haciéndolo fácilmente accesible a partir de su conexión con las calles aledañas
proponiendo distintos tipos de entradas, mediante rampas escalonadas y
escalinatas desde la calle tras el Hotel Ánfora y mediante escaleras desde la
carretera de la Alcazaba.
Crear un paseo peatonal atractivo para
el visitante a través de unas vistas del entorno desde las plataformas
existentes jalonadas con vegetación además de las fortificaciones recuperadas
como el Rastrillo de Espadas y los lienzos de muralla.
Anteproyecto de Paseo Marítimo en la Cornisa sobre la ensenada de los
Galápagos.
En el espacio comprendido entre la
carretera de la Alcazaba y la ensenada de los Galápagos, recordando el proyecto
de 1.946 en balconada sobre ella, y contorneado por las trazas del muro, en la
medida en que puedan salir a la superficie las trazas de algunos elementos
originales de las fortificados de los que se tienen constancia como son: el
fuerte de Santiago, la Cantera, el garitón de la Alcazaba (de la cantera) y su
muralla hasta la Cortadura. A ello podríamos incluir el torreón de la Alcazaba,
al otro lado de la carretera, pero fue totalmente demolido 28 (Fig. 6).
Fig. 6: Paseo marítimo de La Alcazaba en la
ensenada de los Galápagos.
Corregir la imposibilidad de acceso a
discapacitados a las plataformas bajas, compaginar el sentido lineal del paseo con
los remansos de estancias y miradores, además de conferir un sentido histórico
a las intervenciones concretas.
Definición de los elementos circundantes a
la Alcazaba
Comenzaremos describiendo
consecutivamente desde el Sur y en dirección de las manecillas del reloj los
elementos comprendidos en nuestro solar como son torres, murallas, garitotes,
etc., así como los diferentes frentes de los recintos, sin mencionar el
Mantelete.
Frente del Cuarto Recinto
Corresponde al frente de ataque del
siglo XVIII, donde hoy está el Parador o antigua altura del Cubo, en el que
destacan los Fuertes de San Miguel, Rastrillo de Espadas, Fuerte de San Carlos,
la Plataforma, del Rosario y de las Victorias, que es el lugar desde donde se
disparó el cañón “El Caminante” determinando los actuales límites de la ciudad.
Estos fuertes jalonan por el Oeste el Cuarto Recinto del siglo XVII, encerrando
los barrios de la Melilla del siglo XIX formados por el Fuerte de San Miguel,
Fuerte de San Carlos, la Alcazaba y el Mantelete. Desde el Parador podemos
observar toda la ciudad y junto al Parque Lobera el foso descendiente, las murallas
aspilleradas y los fuertes con los barrios adosados, que forman el Cuarto
Recinto.
Alcazaba
Explanada comprendida entre las
murallas del Cuarto Recinto y el litoral rocoso de los acantilados, donde se
encuentra su antigua cantera de extracción de piedra conocida como los Coralillos
y los restos de sus murallas hasta llegar a la Torre de la Alafia o Baluarte de
Cinco Palabras al Este. Limita al Sur por el camino cubierto de San Miguel, y
continúa cercada hacia el Norte por el Fuerte de San Miguel, Rastrillo de Espadas,
Fuerte de San Carlos, la Plataforma, Fuertes de las Victorias y del Rosario.
(Fig. 7).
Camino cubierto de San Miguel
Es un parapeto alto, atronerado a ambos
lados, que defendía a fusil los antiguos huertos y permitía el avance hacia el
referido fuerte, en dirección SE-NO.
Tenaza y restos de la Contraescarpa de San Miguel
Este muro aspillerado es el único
elemento que queda del demolido fuerte y nos sirve de referencia para situarlo,
así como para definir el trazado urbano de la nueva ciudad, puesto que al
hacerla a costa de su derribo, marca en cierto modo las coordenadas de algunas
de las calles actuales.
Torre del Rastrillo de Espadas
Construida en 1794-1795, sobre la
comunicación adosada al foso de San Miguel, consiste en una torre de dos
plantas, aspilleradas y una garita que defiende la entrada (Fig.8).
Fig. 8: Rastrillo de Espadas.
Era la única salida directa desde el
Cuarto Recinto al campo exterior, cerrada con caballos de frisa.
Fuerte de San Carlos
La obra más destacada de esta línea es
un fuerte plano, construido entre 1759-1761, en el lugar conocido como “apostadero
del Alférez”, por el ingeniero y gobernador, D. Francisco Vázquez Nicuesa.
Es un trapecio que tenía por entonces
defensas frontales de fusilería, con foso y puente levadizo en su gola,
transformado en 1778, y dos años después contaba ya con capacidad artillera en
sus seis cañoneras y cinco explanadas para mortero.
Su interior presenta bóvedas,
utilizadas como almacén de pólvora, y como la mayor parte de los fuertes
exteriores, con comunicación directa a las galerías de minas.
Plataforma
Es un reducto rectangular con troneras
de fusil, construido en 1783 para la defensa de los huertos interiores.
Cortinas
Son los muros aspillerados con sus
fosos y glasis, que partiendo desde el desaparecido fuerte de San Miguel
cerraba con el vértice de Victoria Chica (Fig. 9).
Fig. 9: Cortina desde el Rastrillo a San Carlos.
Supone pues el cerramiento amurallado
entre fuertes desde la altura del Cubo hasta la zona llana de las huertas.
Altura del Cubo
Es la máxima elevación de la colina de
Ataque Seco (o frente de tierra en contra posición con los de mar), que va
descendiendo desde la altura del Cubo al llano (Plaza de España)
(Fig. 10).
Fig. 10: Altura del Cubo y Alcazaba año de
1887: 1 La Cantera, 2 Cuerpo de Guardia de Santiago, 3 Garitón de la Alcazaba,
4 Cuerpo de Guardia de la Alcazaba, 5 Torreón de la Alcazaba, 6 Puerta de la
Alcazaba, 7 Alafia, 8 Explanada del antiguo Fuerte de Santiago, 9 el Rosario,
10 Victoria Grande, 11 Victoria Chica.
Fuerte de Victoria Chica
Con este nombre, o el de la Victoria
(Vieja) se construye provisionalmente de madera, un fuerte en la noche del 19
de noviembre de 1734, y al año siguiente de mampostería 29.
Es el primero de los fuertes construidos
en la altura del Cubo y sirvió de apoyo para las obras de construcción de Victoria
Grande o Nueva.
Su forma primitiva era de luneta y
carecía de defensas de flanco, al ser todas frontales a la base de fusilería.
Para ello contaba con parapetos y manteletes atronerados de madera como la
construcción de la otra Victoria la hacía ya innecesaria, hay un proyecto de
derribo en 1773, que no llegó a efectuarse.
Con todo, en 1778, después de los
desperfectos producidos por el sitio, se reformó, añadiéndosele una batería terraplenada
de siete cañoneras, en dirección Noroeste, para formar tenaza, ofreciendo dos
frentes y un pequeño flanco con explanada para dos morteros, que se estaban
ampliando a cinco en 1790 30.
Fuerte de Victoria Grande
Inmediatamente después por la parte
izquierda está el fuerte de Victoria Grande, construido hacia 1736 como señala
un plano de esta misma fecha y cuya finalidad fundamental fue dominar la altura
del Cubo y todas las obras exteriores de la Plaza como baluarte destacado.
En 1748, el melillense Juan Antonio de
Estrada señalaba que “predomina la
Plaza sobre la cabeza de la Ramblilla... con diez y seis cañones, que señorea toda la campiña, su foso, camino cubierto, estacada y mina se dan la mano
con las demás de la Plaza, obra importante
pues cubre y repara todas las obras y fortificaciones de esta importancia” 31.
Actualmente (desde 1778) forma tenaza
con el fuerte del Rosario y el de Victoria Chica, pero con anterioridad a esta fecha
sólo tenía defensa de frente, al no poseer flanqueo 32.
Su potencial artillero se manifestaba
en las diez cañoneras de sus caras y explanadas para cinco morteros. Cada
cañonera tenía coronado sus merlones por un mantelete atronerado, para
parapetar a los que servían las piezas.
La puerta principal está en la gola,
salvando el foso mediante un puente levadizo. Este foso era defendido por dos
caponeras y el acceso desde ésta al camino cubierto se efectuaba por rampa,
contando también con varias plazas de armas, antes de pasar al glasis.
Este baluarte presenta bóvedas en su
interior a prueba de bomba y salida a las galerías de minas 33.
Fuerte del Rosario
El Fuerte del Rosario (Fig. 11) es un
educto cuadrado de mampostería construido en el extremo Norte de la altura del Cubo,
sobre 1736, cuando se fortificó el cerro.
Fig. 11: Fuerte del Rosario.
Sus defensas eran frontales para
fusilería y la muralla estaba coronada por manteletes atronerados, pero por la deficiencia
de flanqueo que ofrecía, en 1778 se amplió su flanco sur con una batería
terraplenada para formar tenaza con el fuerte de Victoria Grande.
Se trata de una batería asentada sobre
una explanada con escarpa revestida de mampostería, cuatro bóvedas en su flanco
norte, que sirven para alojamiento de tropa, foso y camino cubierto a
vanguardia, con su correspondiente banqueta y estacada. Son de sesenta y tres
metros con noventa centímetros en su línea de fuego.
Tiene una altitud de cincuenta y cuatro
metros veinte centímetros sobre el nivel del mar y la cota de la explanada de
artillado sobre el terreno circundante es de cuatro metros cincuenta
centímetros.
Cuerpo de Guardia de la Alcazaba
En el año 1782 se construye el cuerpo
de Guardia de mampostería, de un solo piso y cubierta plana de entramado de madera
a una sola agua. Su acción táctica la ejerce en combinación con la muralla que
cierra el flanco Este de la Alcazaba desde el Fuerte del Rosario. Esta muralla
comprende andén y parapeto atronerado para fusil y cubre los ataques de la Puntilla,
la Alcazaba y Canteras.
Este cuerpo de guardia disponía de un
abrigo de la entrada en tambor semicircular, más tarde demolido.
Sobre una altitud de treinta y un metros,
equidistante del Fuerte del Rosario y del garitón de la Alcazaba, ocupa sesenta
y cinco metros cuadrados, siendo su magistral de treinta y cuatro metros
cuarenta centímetros y veinticinco metros la línea de fuego para Infantería en
un solo orden, y capacidad de alojamiento a prueba de fusilería de seis
hombres, y ocho en guarnición extraordinaria.
Se reconoce como obra hecha en mil
setecientos ochenta y dos, en la actualidad no prevalecen más que sus
cimientos.
Garitón de la Cantera
Fig. 12: Garitón de la Cantera.
Para la vigilancia del mismo sector,
sobre el acantilado de la ensenada de los Galápagos (Fig. 12) y en acción
táctica combinada con la muralla, en 1783 se levanta el torreón de la Alcazaba,
circular, de mampostería, .de cuatro metros de diámetro y altura interior en
clave de cúpula de cuatro metros ochenta centímetros, tiene un tambor adosado
para acceso con cubierta plana, midiendo su magistral veintidós metros sesenta
centímetros y la línea de fuego diez y siete metros en un solo orden para
Infantería. La superficie construida es de veinticinco metros cuadrados y su
altitud veintisiete metros sobre el nivel del mar.
Existen restos de la escarpa exterior
sobre el acantilado.
Según los documentos del Depósito
Topográfico de la Comandancia de Ingenieros se inventaría este garitón en el mismo
año de su construcción, 1783.
Cuerpo de Guardia de Santiago
Fig. 13: Cuerpo de Guardia de Santiago.
Situado en la explanada de la Alcazaba
entre el Garitón de la Cantera y el Fuerte de Santiago, en la embocadura de la ensenada
de los Galápagos (Fig. 13), a diecinueve metros de altitud sobre el nivel del
mar, se construye el año de 1783 el Cuerpo de Guardia de Santiago y su garitón:
dos edificaciones rectangulares de mampostería de cuatro metros treinta centímetros
por once metros veinte centímetros y cuatro por cuatro metros, de dos y una
planta respectivamente.
La segunda planta del Cuerpo de Guardia
es una cubierta accesible con parapeto aspillerado para tiradores de fusilería.
La superficie es de sesenta y cuatro
metros cuadrados, el magistral de treinta y dos metros sesenta centímetros y la
línea de fuego de veinticinco metros siete centímetros en dos órdenes, teniendo
una capacidad para seis hombres de guarnición con protección a prueba de
fusilería y ocho hombres en guarnición extraordinaria.
Sólo han prevalecido en el tiempo sus
cimientos y parte de los muros exteriores de escarpa.
Fuerte de Santiago
Fig. 14: Fuerte de Santiago.
Situado en la explanada de la Alcazaba
entre el Cuerpo de Guardia de Santiago y el Torreón de la Alafia, a unos
diecinueve metros de altitud sobre el nivel del mar, se construye el año de
1690 (Fig. 14).
Notas:
1 BRAVO NIETO, Antonio y SÁEZ CAZORLA, Jesús Miguel. “Melilla la Vieja”. Melilla: guía histórico, artística y
turística de Melilla, León: Proyecto Melilla, S.A. Ciudad Autónoma de Melilla,
diciembre de 2002. pp. 22-77. ISBN: 84-241-9300-8.
2 VÁZQUEZ, Nicolás. “Descripción
de la Provincia de la Alcalaya, 1722”.Servicio, Histórico Militar, Madrid, 4-5-7-4, fol.13 v.
3 BARRANTES MALDOMADO, P.: “Ilustraciones
de la casa de Niebla”. Edición en
Memorial Histórico Español, IX, Madrid, 1857. En su pág.
410: “el sitio de
la ciudad de Melilla es que haze la tierra una entrada en el mar, e cercala por
tres partes hasta batir en los muros, é por la parte de tierra va una çerca de
mar a mar, y dizen que es semejante al sitio de Gibraltar, salvo que no tiene
aquellos montes en ella”.
4 BRAVO NIETO, Antonio y SÁEZ CAZORLA,
Jesús Miguel. Informe
sobre el cuarto recinto defensivo de Melilla: Alc. Asociación de Estudios Melillenses, 1987.
84-398-8649-7.
6 MORALES MENDICUTÍA, Gabriel,
Efemérides y Curiosidades, Melilla, El Telegrama del Rif, 1920.
7 SÁEZ CAZORLA, Jesús Miguel. 2002. Op.
Cit.
8 VIGÓN, Jorge, Historia de
la artillería española, Madrid, Consejo Superior de Investigación
Científicas, 1947.
9 Plano de Pedro de Heredia a Felipe
II. “Este es la
planta de la ciudad y fuerza de Melilla… 20 de octubre de 1604”, AGS. G.A. leg. 636, M.P. y D.
XLII-65.
10 La reseña histórica de este tratado
firmado el 16 de noviembre de 1571 puede verse en: CABALLERO, Felipe y otros. “Relación y
Descripción del Presidio y Plaza de
Melilla. 1764”. Madrid: S.H.M.
Sg. 4-5-7-10, nº 6395.
11 APARICI, JOSE. ”Fortificación
en General, correspondiente a las Plazas de Melilla y Ceuta. Datos del A. de
Simancas, año 1600 a 1699”. Madrid: S.H.M. Aparici, nº 6424.
12 ESTRADA Y PAREDES, Juan Antonio.
Población General de España, Madrid, Imprenta Mercurio, 1748, m, pago 493.
13 SÁEZ CAZORLA, Jesús Miguel. “Atlas
arqueológico de Melilla”. Trápana, Melilla: Asociación de Estudios Melillenses, nº 2, 1988; pp. 20 -28
14 LLAVE GARCÍA, Joaquín de la, Lecciones de fortificación,
Madrid, Imprenta del Memorial de
Ingenieros, 1898. .494.
15 “Construcción del fuerte de San
Miguel para la defensa del Puerto y de las huertas con descripción y dibujo en
papel por las dos caras de las planta y alzado, 1707”. A.G.M.S., 3ª Sc., 3ª Div. Melilla, 1707 a 1727; leg. 121.
16 VÁZQUEZ, Nicolás. Ms. Cit.; fol. 13v.
17 “Yconografia escrición de las
fortificaciones que contiene la Plaza de Melilla”. C.M.ML. 2, en: BRAVO NIETO, Antonio y SÁEZ CAZORLA, Jesús
Miguel. “Aproximación
a la Cartografía de Melilla (hasta 1862)”. Trápana, Melilla: Asociación de Estudios Melillenses, nº 1, enero de 1988; pp. 40-46.
18 “Descripción del terreno llamado
Cubo en Melilla año 1728”, S.H.M., Madrid, 4-5-7-5- nº 6.426, fol. S V.19 MARTÍN ZERMEÑO, Juan, “Relación de
los maestros, peones, materiales, municiones y demás pertrechos que se
consideran precisos para la fortificación que se pretende erigir en la altura
que comúnmente llaman el Cubo... 1734”, S.H.M. - Madrid, 4-5-7-7 nº 6.428.
20 MORENO PERALTA, Salvador; BRAVO
NIETO, Antonio y SÁEZ CAZORLA, Jesús Miguel. Melilla la Vieja: plan especial de
los cuatro recintos fortificados, Melilla: Ciudad Autónoma de Melilla, mayo de 1999;
565 pp. ISBN: 84-87291-95-3-P.E.R.I.
21 R. O. de 14 de septiembre de 1740.
22 Realmente estuvo vinculada al
Capitán General de la Costa de Granada dese 1725.
23 SEBASTIÁN DE MIRANDA, Francisco, “El sitio de
Melilla de 1774-75...”. Tánger, Instituto Gral. Franco, 1939. S.H.M. La Guerra
de Minas en España, Madrid, Imprenta del Servicio Geográfico del
Ejército, 1948, pág. 28 a 34.
24 RODRÍGUEZ CASADO, Vicente. Política
Marroquí de Carlos III. Madrid: C.S.I.C., 1946; p.333.
25 BOADA Y ROMEU, José. Allende el
Estrecho, Viajes por Marruecos (1889-1893). Barcelona 1895.
26 “Proyecto general de Ordenación
de Melilla”, Revista Nacional
de Arquitectura, n° 54-55, Madrid, 1946, pp. 114 a 122.
27 BARÓN ARAGÓN Ricardo y SÁEZ CAZORLA,
Jesús Miguel. Proyecto básico de restauración y rehabilitación del Camino
Cubierto y Rastrillo Espadas en la carretera de la Alcazaba, Melilla: Ciudad
Autónoma de Melilla, 27 de febrero de 2005.
28 MORENO PERALTA, Salvador y SÁEZ
CAZORLA, Jesús Miguel. Anteproyecto de Paseo Marítimo en la Cornisa Sobre la
ensenada de los Galápagos, Melilla: Ciudad Autónoma de Melilla, 23 de abril de 2007.
29 “Historia de Melilla 1775”, S.H.M. Madrid, 5-5-8-2, nº 6.437,
fol. 4 V.
30 FONT, Segismundo, “Reconocimiento
de los tres presidios menores de África 1790”, S.H.M., Madrid, 4-5-8-7 n° 6.416.
31 ESTRADA Y PAREDES, Juan Antonio, op.
cit. pp. 524.
32 CABALLERO, Juan y otros, “Plaza de
Melilla 1764”, S.H.M., Madrid,
4-5-7-1, n° 6395.
33 URBINA, CABALLERO y AYLMEZ, “Reconocimiento
de los tres presidios menores 1773”, S.H.M., Madrid, 4-5-6-11, n° 6.346.